Era enero del año 2005 cuando una patota de «chicos bien» mató a golpes y patadones a Marcos Spedale en el Cerro de las Rosas. Desde ese momento, y en varios lugares del país, se repitieron estos hechos con diferentes consecuencias aunque algunos se mediatizaron tanto que socialmente impactaron durísimo, como lo fue el espantoso crimen de Fernando Baez Sosa en Villa Gesell en enero de 2020.
Hace algunos días, en la Cámara Tercera del Crimen comenzaron a juzgar a cinco jóvenes de entre 18 y 24 años, acusados por lesiones gravísimas en riña, lo que a priori supondría eventuales condenas de no más de 6 años de cárcel. Si la víctima hubiese fallecido, entonces el panorama para los agresores sería mucho peor ya que seguramente serían condenados a prisión perpetua por homicidio calificado.
El hecho sucedió el 11 de septiembre de 2022 en el desaparecido “after” Mega Costanera, que funcionaba en Villa Siburu. Eran las 7 de la mañana cuando Alejandro Frías se acercó a uno de los imputados, Lucas Guzmán, a pedirle un cigarrillo de marihuana, situación que derivó en una discusión. A los pocos minutos, otros jóvenes se acercaron a Frías y le robaron un reloj pulsera y entonces se generó una pelea tumultuosa que terminó de la peor manera, cuando espontáneamente comenzaron a golpearlo y a patearlo fundamentalmente en la espalda. De hecho, todo hubiera sido peor si otro joven no se hubiera arrojado encima de la víctima para protegerlo.
Los acusados son Francisco Albornoz, Benjamín Ceballos, Santiago Casquero, Lucas Guzmán Verón y Marcos Barrionuevo, pero además participaron otros jóvenes no identificados. Las heridas que sufrió Frías fueron trágicas ya que quedó parapléjico y hasta perdió el control de los esfínteres, y pasará el resto de su vida en una silla de ruedas. Para la crónica policial y judicial, en cambio, este juicio será otro más contra patoteros pateadores.