La Conferencia COP28 sobre cambio climático entró ayer de lleno en la discusión de cómo poner fin a la dependencia de los combustibles fósiles, con un borrador de negociación muy abierto y una advertencia de científicos de que el mundo podría superar en solo siete años el nivel de aumento de temperatura establecido como conveniente para este siglo.
La COP28, que empezó el jueves pasado en Dubái, Emiratos Árabes Unidos (EAU), tiene días de intensos debates en torno a tres opciones sobre los combustibles fósiles muy alejadas entre sí.
La primera opción sería pedir una “salida ordenada y justa de los combustibles fósiles”, sin mencionar una fecha. Otra opción sería pedir “acelerar los esfuerzos para alejarse de los combustibles fósiles” de aquí a “mediados de siglo”, y la tercera posibilidad es aún más abierta: “sin texto”; es decir, dejar de lado esta discusión que incomoda a todos los países, dado que el mundo todavía dependen de los combustibles fósiles para la producción, el consumo y los desplazamientos.
El ministro de Energía de Arabia Saudita, Abdulaziz Bin Salman, se declaró “totalmente” opuesto a una reducción del consumo petrolífero. “Me gustaría plantear el desafío a todos aquellos que (…) salen públicamente diciendo que tenemos que desfasar los combustibles. Yo les doy el nombre y número de teléfono, llámenlos y les preguntan cómo van a hacer eso”, explicó.
En tanto, el jefe negociador brasileño, André Correa do Lago, se mostró cauto: “Tenemos que tener un debate más estructurado a nivel internacional sobre las opciones con respecto a los combustibles fósiles. La gente habla de consumo, de medidas de reducción (…) Se habla de cosas muy diferentes”, explicó el diplomático. Detrás del debate sobre “salida” o “reducción” del uso de energías fósiles, hay un debate mucho más delicado de recursos para los países pobres que tienen yacimientos. “Si un país extremadamente pobre descubre petróleo, ¿cómo podemos decirle que no lo explote, si nadie le ayuda?”, declaró el diplomático cubano Pedro Luis Pedroso.
España, por su parte, decidió respaldar la opción de “salida” y anunció que se unía a una alianza conocida como Boga, lanzada hace dos años por Dinamarca y Costa Rica. Esa alianza, ahora de 24 países, preconiza el compromiso de no invertir en ningún proyecto nuevo de combustibles fósiles.