Al cerrar los ojos y pensar en un arcoíris, seguramente aparece la imagen tradicional del arco, con hermosos colores del espectro del rojo hasta el azul y violeta, que se reflejan por la mezcla de la luz solar con las gotas de agua.
Sin embargo, la forma de arco es solo un efecto producto de nuestra perspectiva. Para mala suerte de los soñadores, el arcoíris no tiene ni inicio ni final, sino que su forma en realidad es de un círculo completo.
La razón por la que no vemos el círculo completo es, en su mayoría, porque no estamos en las condiciones adecuadas para verlo. Esto quiere decir que la Tierra, u otras características que estén en ese primer plano, están en el camino, lo que nos impide ver todo el arcoíris completo y nuestra visión nos limita a ver ese único arco.
Sin embargo, existen casos donde, si se tiene suerte, se puede ver el fenómeno completo, como es el caso de este video en el que se observa la circunferencia total del fenómeno.
A todo esto, Ethan Siegel, astrofísico y autor de Starts with a Bang!, agrega más relatividad al asunto al explicar que los arcoíris no son “objetos reales”, sino que son algo que sucede en la visión de cada uno, “un fenómeno puramente óptico”, por lo que depende de la perspectiva de cada persona.
Por ejemplo, el arcoiris cambiará si te acercas y te alejas de uno. “Cada observador en cada ubicación única ve su propio arcoíris individual, que solo aparece en un conjunto específico de ángulos en relación con el Sol y la ubicación específica de la persona o cámara que los ve”, afirmó el físico.