Israel dio pasos para un posible ataque contra el grupo Hamas en una ciudad de la Franja de Gaza desbordada por desplazados, pese a los temores de la ONU de una matanza de palestinos, mientras que el primer ministro palestino presentó su renuncia y abrió la puerta a una reforma del órgano de Gobierno autónomo que Estados Unidos espera se haga cargo de Gaza tras la guerra.
El secretario general de la ONU, António Guterres, alertó ayer que la prevista ofensiva militar de Israel en la ciudad de Rafah, en el sur de la Franja, sería la “sentencia de muerte” para los programas de ayuda humanitaria en el territorio palestino, poco después de que el Ejército israelí anunciara un plan de “evacuación” de los civiles.
La ofensiva contra Hamas en Rafah “no sólo sería aterradora para el más de 1 millón de civiles palestinos refugiados allí sino que marcaría la sentencia de muerte para nuestros programas de ayuda”, advirtió Guterres.