Los portugueses dieron un giro a la derecha en las elecciones anticipadas celebradas el domingo en Portugal, aunque la victoria de la coalición conservadora Alianza Democrática (AD) fue tan ajustada que la incertidumbre se prolongó hasta cerca de la una de la madrugada, mientras que el cómputo definitivo no se sabrá hasta dentro de unos días.
Con el 99% escrutado, AD tenía 79 diputados frente a los 77 de los socialistas, pero faltan aún por asignar cuatro escaños que se eligen en las circunscripciones de emigrantes y que no se conocerán hasta dentro de unas semanas.
La fragmentación de la Asamblea de la República se mantendrá igual, con la presencia de ocho formaciones (tres a la derecha y cinco a la izquierda), aunque esta vez con una clara preponderancia del bloque de las derechas. El giro del país, dos años después de otorgarle una mayoría absoluta al PS, fue contundente y castiga principalmente al partido donde se ha cocinado la actual crisis política debido a la dimisión de su primer ministro, António Costa, en noviembre pasado.
El otro gran ganador de la noche ha sido André Ventura, el líder de Chega, la formación de ultraderecha, dado que ha conseguido consolidarse como la tercera fuerza política, muy cerca de las dos principales fuerzas que se han disputado la primera plaza.
A pesar de la escasa distancia en votos (AD aventajaba al PS en 2.000 sufragios con el 99% del recuento), Pedro Nuno Santos reconoció su derrota y zanjó cualquier especulación sobre su futuro. “El PS será oposición y no dejará esa lideranza a Chega”, avisó el líder socialista.
En conjunto, el resultado de las elecciones anticipadas suscitó una gran incertidumbre sobre la gobernabilidad del país, ya que AD solo sumaría mayoría absoluta con Chega. Mientras, el avance del partido de ultraderecha de André Ventura fue inapelable y superó el millón de sufragios. Su presencia en el Parlamento, con el 99% del recuento, pasaba de 12 a 48 diputados, lograba representación en todos los distritos del país, excepto Bragança, en el norte, y se convertía en el más votado en el Algarve, donde la extrema derecha conquistaba los dos escaños que perdían los socialistas.