Cuántas veces nos hemos emocionado al entonar el himno universitario: “Gaudeamus igitur / iuvenes dum sumus. / Post iucundam iuventutem, / post molestam senectutem, / nos habebit humus”. Quizá sin reflexionar sobre la sentencia, profundizada en el resto de la letra, atribuida al berlinés Christian Wilhelm Kindleben, teólogo y filólogo protestante de finales del siglo XVIII -probablemente, ahondar en los sesudos libros de Joseph Ratzinger, amante de la música y la teología, nos permitiría corroborar la mentada autoría-.
Pero un hecho reciente nos exige aquella atención soslayada: el abrazo solidario que los empleados de los Servicios de Radio y Televisión de la UNC y allegados realizaron a las instalaciones del “multimedio”, aprovechando el 62º aniversario del inicio de emisiones de Canal 10.
Poco público se dio cita en los predios de barrio Marqués de Sobremonte. Empleados y representantes de los cuatro gremios que los nuclean, fueron acompañados por apenas un puñado de colegas sindicalistas de otras ramas, ex trabajadores y personajes políticos, universitarios o partidistas (sin presencia oficialista). “No era más que una ‘ronda de la batata’, sin influencia” señala un profesor con amplio acceso a los planetas universitario y libertario.
Discursos desgastados tuvieron lugar en la ocasión, ni siquiera escuchados por el presidente de los SRT, el socialista Daniel Barraco Díaz. Reemplaza a Manuel San Pedro, operador del establishment local que parece haber iniciado su gradual retirada de la actividad pública.
El nuevo, Barraco Díaz, doctor en física y ex decano de FAMAF, desciende de ilustres familias cordobesas -entre sus antepasados se encuentran el primer gobernador José Javier Díaz o el jurista Rodolfo Barraco Aguirre-. Hoy ejerce, simultáneamente a la presidencia del “Multimedio”, la secretaría de Ciencia y Técnica de la UNC y la dirección de la Plaza Cielo-Tierra. Ojalá que entre tanto trabajo, tenga tiempo suficiente para conducir la empresa, en los hechos fundida.
Non casu
En 2023, los SRT fueron auxiliados por la UNC con unos 1.500 millones de pesos. Según analistas, la cifra deberá duplicarse -o más- en 2024. Para que se entienda: los universitarios de a pie destinan, de los recursos que deben ser aplicados a enseñar, aprender o investigar en las Facultades, cuantiosas sumas para cubrir los baches de una empresa empecinada en no competir.
Disputaban rating y la publicidad, sí, la Radio Universidad o el Canal 10 de otrora, donde brillaron Sergio Villarruel, Carlos Sachetto, Lucy Barud, José González, Liliana López Foresi, Juan Carlos Mesa, Claudio Ferrer, Rebeca Bortoletto, Mario Luna, Lagarto Guizzardi, Miguel Clariá, Susana Curto, Ricardo Palladino, Jorge Navarro, Marcela Palermo, Jorge Cuadrado o Lalo Freyre. Quizá aprovechando circunstancias de época (poca oferta de medios -varios estatales-, peso de la marca “Universidad” en la audiencia, etc.). Pero la intransigencia sindical, el redimensionamiento de la “torta publicitaria” (y la ineptitud para buscar nuevos anunciantes y adaptarse a ellos), el desinterés por renovar temática y tecnología, las presidencias poco profesionales (los SRT fueron moneda de pago de la política universitaria muchas veces) y un asistencialismo estatal que facilitó el crecimiento inconsistente de la plantilla de empleados y su masa salarial, llevaron al actual quebranto.
Los SRT fueron salvados en los 90 por la decisión de Carlos Menem, hecho injustamente falto de reconocimiento. Transformando una deuda impositiva (la mayoría por aportes retenidos y no depositados, con consecuencias penales) de 25 millones de dólares, en adelanto por publicidad.
Diez años después, la lección no se había aprendido. Y fue Cristina Fernández (con su aliada Carolina Scotto conduciendo la UNC) quien aportó otra ayuda millonaria. Aunque esta vez los SRT tuvieron conducción proveniente de “extramuros”, una fuerte ideologización y conflictos internos que profundizaron el aislamiento de su personal con la realidad de los medios y universitaria.
Hoy los SRT prácticamente no tienen anunciantes, sus programas no son relevantes salvo contadas excepciones, la programación radial posee largos baches rellenados con música y la relación con la UNC es, además de mendicante, muy conflictiva.
El Consejo Superior de la UNC votó recientemente, un programa de achicamiento de personal para el “multimedio”. De 250 trabajadores, 62 optaron por jubilaciones, pasividades voluntarias anticipadas o transferencias a la UNC. Se dice que no alcanza. Según mi colega libertario, que entiende de medios, con unos 60 a 70 empleados (dada su escala) funcionaría correctamente. Me explica: “para poner un programa al aire, en cualquier medio hoy una sola persona musicaliza, locuta, opera, conduce y quizá se autoproduce; en los SRT, los convenios colectivos te exigen empleados para cada rubro”. Y sigue: “¿viste Pedro que se estila fusionar la emisión de radio y tv, o poner cámaras en los pases radiales, para compartirlos vía internet? En los SRT, los ¡cuatro! convenios aplicables te exigirían incluir a tanta gente en distintas posiciones, que no te alcanzaría el estudio para concretarlo, ni el presupuesto para pagarlo”.
Se dice que el activo más valioso del “multimedio”, incluso más allá de sus equipamientos o marcas, es el vasto terreno de Marqués de Sobremonte. “Como pasa con otros medios que quiere privatizar la gestión Milei”, señala mi interlocutor. Aunque por ahora, los SRT salieron de la grilla privatizadora nacional.
“Vita nostra brevis est, / breve finietur. / Venit mors velociter, / rapit nos atrociter, / nemini parcetur” dice el Gaudeamus. Personas humanas o jurídicas deben asumir su ciclo vital. Muchas empresas cordobesas con o sin fin de lucro (desde clubes de fútbol a radios AM o grandes fábricas) debieron reconvertirse o cerrar, aún transitando traumas, naciendo otros emprendimientos.
Señalo a mi interlocutor que la lucha de los empleados de los SRT seguramente continuará. “Utebatur lacrimis”, me responde, en clave mileísta. Y concluye: “¿Hasta cuándo será razonable, en la Argentina de hoy, seguir de pedigüeños, sin ofrecer un salvataje en serio? La fiesta terminó”.
Me quedo pensando en su última afirmación y en el desafío de la dupla Boretto-Barraco, probada en otras lides. Ojalá les vaya bien a cada uno de los sectores involucrados (toda gran crisis es una oportunidad), librando a la sociedad de continuar pagando los platos rotos por tanto desatino.