Una mujer de la localidad de Coronel Moldes, Flavia Ochoa, demandó a la farmacéutica AstraZeneca y al Estado argentino por 100 millones de pesos, alegando haber sufrido el Síndrome de Guillain-Barré luego de recibir la tercera dosis de la vacuna de la marca.
Según su relato, experimentó calambres fuertes, debilidad en las piernas y adormecimiento en los brazos poco después de la vacunación. Tras ser diagnosticada con cuadriparesia, depende de la ayuda de los demás para moverse y llevar una vida normal. La demanda incluye distintos resarcimientos por incapacidad, daño moral y emergente, entre otros.
El reclamo de Flavia, iniciado en un trámite administrativo ante el Ministerio de Salud, llegó a los tribunales federales de Río Cuarto tras no obtener respuestas. Su abogado, Pablo Roca, afirmó que se trata de una demanda por daños y perjuicios contra AstraZeneca y el Estado, apuntando a las cláusulas de confidencialidad e indemnidad patrimonial que impiden demandar a los laboratorios y ocultan el contenido de los viales de las vacunas.
La demandante expresó su sufrimiento actual, su dependencia de la asistencia de terceros y la imposibilidad de trabajar.
Este caso se suma a la controversia internacional en torno a los efectos secundarios de la vacuna, con AstraZeneca reconociendo la posibilidad de reacciones adversas y retirando partidas de circulación en Europa. Flavia Ochoa, en su testimonio, denunció que la presión del entorno la llevó a vacunarse sin ser plenamente informada de los posibles riesgos, y describió la vacuna como una «droga experimental» que le arrebató su salud y capacidad laboral. La demanda refleja su lucha por obtener justicia y respaldo en el tratamiento médico necesario para sobrellevar su situación incapacitante.