El movimiento islamista libanés Hezbollah, considerado un grupo terrorista por varios países, anunció ayer haber lanzado más de 200 cohetes y drones explosivos contra bases militares en el norte de Israel, en represalia por un ataque que mató a uno de sus comandantes más importantes, mientras que amenazó con nuevos ataques. Se trató del mayor ataque lanzado por la milicia libanesa desde el 7 de octubre pasado, cuando la incursión terrorista de Hamás desató una nueva guerra en Gaza.
Las tensiones en la frontera norte de Israel venían creciendo las últimas semanas, lo que alimentó los temores de una guerra abierta con el Líbano. El ejército israelí dijo que “numerosos proyectiles y objetivos aéreos sospechosos” habían entrado en su territorio desde el Líbano, muchos de los cuales fueron interceptados.
En un primer momento no se reportaron bajas. Además, las fuerzas israelíes informaron de unos 200 “proyectiles” lanzados hacia la zona ocupada de los Altos del Golán, donde resonaron las sirenas antiaéreas, y unos 20 drones hacia territorio israelí, y dijo que había interceptado varios.
Israel atacó después varias poblaciones en el sur del Líbano, y dijo haber alcanzado “estructuras militares” en las localidades fronterizas de Ramyeh y Houla. Los aviones israelíes también rompieron la barrera del sonido sobre la capital libanesa y otras zonas del país.
“La serie de respuestas continúa en sucesión, y esta serie continuará apuntando a nuevos sitios que el enemigo no imaginó que serían atacados”, declaró Hashem Safieddine, un alto funcionario de Hezbollah.
