En la Cámara Quinta del Crimen comenzaron a juzgar con jurados populares a Leonardo Benjamín Paniagua, comerciante y guardia de seguridad de 34 años de edad, acusado de provocar la muerte de su propia hijita de sólo 3 meses de vida, a quien habría golpeado y también zamarreado en otro caso del síndrome del niño sacudido. El hecho sucedió en La Calera en agosto del año 2022, y la bebita falleció en el Hospital de Niños de nuestra ciudad por traumatismo de cráneo encefálico, según confirmaron los forenses.
Desde el primer momento, Paniagua intentó culpar a su pareja y madre de la niña y de una hermanita de 4 años, Dahyana Moyano González, quien de todos modos fue declarada inimputable. Según los investigadores y los testigos de este tremendo caso, el acusado nunca colaboró con el esclarecimiento de lo ocurrido y mantuvo una conducta de ocultamiento y menosprecio por la vida de su hija, incluso sin ayudar ni responder las preguntas de los médicos que luchaban por salvarla. Pero además, todos los indicios que se desprenden del comportamiento violento de este padre se corresponden con las pruebas científicas, fundamentalmente la autopsia que confirmó lesiones cerebrales con hematomas y también marcas y equimosis en la espalda, hombros, cuero cabelludo y oreja derecha. Seguramente el fiscal Marcelo Fenoll sostendrá la imputación de lesiones leves calificadas y homicidio calificado por el vínculo, que prevé una única condena posible que es la prisión perpetua.
En síntesis, estamos frente a un nuevo caso de una bebita maltratada por su progenitor en otra historia increíble con el peor desenlace; una conducta sádica y perversa que en el repertorio además de los feroces sacudones contemplaba «tincazos» que es golpear con el dedo del medio de una mano, y fundamentalmente con la uña, muy dolorosos y sobre todo para un cuerpito tan menudo. Según las averiguaciones que ahora se tienen que corroborarse en el juicio, así habría maltratado Paniagua a su bebita: con tincazos y zamarreos.