Más de 20 años después de iniciarse las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) para un acuerdo de asociación con un importante capítulo comercial, en los próximos dos meses se abre una ventana de oportunidad que la Comisión Europea quiere aprovechar aunque tenga que cargar con la negativa de varios Estados miembros de la UE, entre ellos Francia.
Tradicionalmente los franceses han ordenado frenar cada vez que Bruselas se acerca al acuerdo con el Mercosur. Cuando en junio de 2019 se llegó a un acuerdo político tras días de intensas negociaciones en Bruselas, el papel quedó aparcado porque Francia no quería. Tras París se escondían Bélgica, Austria, Irlanda, Polonia, Países Bajos o los ecologistas alemanes, ahora en el gobierno germano.
Ahora, varias fuentes en Bruselas y en capitales como Madrid y París confirman que, contra la opinión del gobierno francés, la Comisión Europea ahora sí está dispuesta a llegar al final. La debilidad política francesa ahora mismo, unida a que la Comisión Europea acaba de renovar su mandato y su presidenta Úrsula Von der Leyen ya no es tan dependiente de las capitales, cambiaron el balance de poder.
La idea de la Comisión Europea es llegar a un acuerdo con el Mercosur que se pueda anunciar en la cumbre del G20 en Brasil, a mediados de noviembre. Poco después, probablemente a principios de año, la Comisión llevaría el texto acordado a los ministros de Comercio del bloque. Para que salga adelante hace falta el voto afirmativo de al menos 15 países de los 27 y que esos 15 representen al menos al 65% de la población del bloque.
Nunca estuvo claro que París pudiera forjar una alianza lo suficientemente grande para bloquearlo en una votación, pero nunca se intentó. Eso es lo que la Comisión Europea quiere cambiar ahora si la presidenta Von der Leyen se decide a torcerle el brazo al presidente francés Emmanuel Macron, una apuesta que nunca hizo antes y que puede llevar a un choque con París. Si se supera ese obstáculo, el texto pasaría de los ministros de Comercio al Parlamento Europeo. La última vez que los eurodiputados votaron una resolución al respecto salió que rechazarían el acuerdo tal y como estaba entonces redactado. Pero se supone que en las negociaciones actuales habrá cambios suficientes para convencer a una parte de los que se negaron entonces a aceptarlo ahora.