Por Gustavo Aro, especial para HDC
¿Vacunas sí o vacunas no? Es un tema muy complejo y, efectivamente, las pandemias, epidemias y las enfermedades endémicas suelen provocar debates intensos sobre la vacunación. En el caso del dengue, por ejemplo, para hablar de lo que afecta a los cordobeses y gran parte del país con el comienzo del verano, la existencia de vacunas puede generar expectativas, pero también desconfianza.
Por un lado, la vacunación es una herramienta clave para prevenir enfermedades y reducir la carga de contagio. Muchos estudios respaldan su eficacia y seguridad. Sin embargo, hay quienes, por diversas razones, como experiencias personales, desinformación o desconfianza en las instituciones, se oponen a las vacunas, creyendo que pueden causar más daño que beneficio.
Este tipo de debates suele intensificarse en redes sociales, donde la información se difunde rápidamente y a menudo sin un contexto adecuado. Es importante promover la educación basada en evidencia y el diálogo abierto para abordar estos temores y mitos. Al final, la decisión de vacunarse o no es personal, pero debe estar informada por hechos y no por rumores.
Datos oficiales
Desde el Ministerio de Salud de la Provincia, la médica infectóloga María Eugenia Vittori, directora de jurisdicción de Epidemiología, actualizó información sobre el dengue y la vacunación
“Es verdad que los primeros casos de dengue autóctono fueron diagnosticados 13 semanas antes que el año anterior, pero también es verdad que el sistema de salud está más sensibilizado para hacer diagnóstico de dengue después de la aparición del brote. Y por otro lado, pensar que si bien hubo dos casos, no se ha certificado que haya circulación viral masiva todavía porque no se ha vuelto a hacer diagnóstico de nuevos casos de dengue. La vacuna para el dengue previene las formas graves. La importancia de vacunarse tiene que ver justamente con no presentar formas graves y en quienes ya tuvieron dengue, la posibilidad o la reducción del riesgo de que ese cuadro sea aún más grave. Si bien está descrito que una segunda infección de dengue puede evolucionar a formas graves en un 10 a un 15 por ciento, esto se reduce notablemente con la vacuna. El personal de salud tiene indicación de vacunación para que esté en condiciones, esté sano, para poder afrontar un nuevo posible futuro brote. La vacunación en Córdoba, dentro de la población objetivo, está aproximadamente en el 23% de las personas que tuvieron dengue e internadas por 24 horas o más, y en el caso del personal de salud está cercano al 55%. La vacunación o la adherencia a la vacunación es baja en consonancia con lo que está ocurriendo en el resto de la Argentina”, explicó Vittori.
Por el sí
La vacunación es fundamental por varias razones: protección individual, inmunidad colectiva, reducción de brotes, ahorro en costo de salud para el bolsillo individual y para el del Estado, seguridad y eficacia comprobadas y responsabilidad social.
“Adhiero a que hay que promover las vacunas porque son esenciales, o para prevenir totalmente muchas infecciones o para intervenir, retrasar, disminuir la tasa de contagio y empezar a controlar las epidemias. Entonces sí, es cierto que desde algunos años a esta parte empezaron a circular rumores, falsas informaciones sobre el riesgo de las vacunas y eso tuvo un tremendo impacto en la opinión pública y la gente dejó de vacunarse”, le explica a HOY DÍA CÓRDOBA Axel Tomas, médico especialista en epidemiología de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNC.
“Entonces estamos viendo hoy los efectos de esa omisión con la falta de inmunizaciones. Tenemos un ejemplo categórico con el sarampión que había disminuido muchísimo la incidencia y las muertes y empezamos a ver aumento de casos. Por ejemplo, en el año 2019 más de 200.000 personas murieron en todo el mundo a causa de esta enfermedad y eso se debió a todo esto. A esa difusión de falsa información que se potencia y se amplifica tremendamente en manera exponencial a través de las redes sociales, empieza a circular y eso es una carga muy nociva que impacta en la opinión pública y la gente empieza a tomar estas conductas riesgosas de dejar de vacunarse. Estamos observando ese comportamiento en estos números. La circulación de estos rumores, estos supuestos daños, todos estos supuestos falsos que circularon principalmente en las redes sociales, hicieron aumentar muchísimo el número de casos a nivel mundial y ahora estamos sufriendo las consecuencias”, agrega Tomas, quien además es profesor e investigador del Centro de Medicina Tropical de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNC.
“Todo esto termina impactando también en las nuevas campañas de inmunización, en las nuevas vacunas que van llegando al mercado, porque la gente traslada todas esas dudas que puede tener con respecto a las nuevas inmunizaciones que pueden ser beneficiosas para la salud. Entonces, todas las vacunas que están incluidas en el calendario son vacunas que llevan años de ser probadas y se sabe los beneficios que tienen y la importancia en la salud pública que eso conlleva. Ahora, las nuevas vacunas que pueden tener lanzamiento para otras enfermedades, por ejemplo para el caso del dengue, la observación que nosotros podemos dar es que debe hacerse una indicación precisa, así que el médico las debe indicar y debe valorar los antecedentes personales del paciente para justamente hacer una valoración precisa y una indicación correcta. Pero sin duda que las vacunas llevan, antes de que se lancen al mercado, años de investigación. Incluso, después del lanzamiento se sigue haciendo la vigilancia para observar eventuales eventos adversos o riesgos. Dentro de lo que significa para la salud pública, las vacunas son herramientas fundamentales. Han erradicado enfermedades, por ejemplo, la viruela, que tenía consecuencias tremendas para la salud y gracias a la inmunización sostenida en el tiempo, se logró erradicarla allá por la década de los años 80. Con la vacuna empezó a disminuir la tasa de contagio hasta que finalmente se erradicó. Tenemos una comprobación fáctica muy definitiva”, agregó el profesional.
A modo de cierre y de consejo, si se quiere, Tomas dice: “Es un tema sensible. Ante las dudas con las vacunas, hablar con el médico para que puedan tener la suficiente información. Insisto, las vacunas son un pilar fundamental para el control de las enfermedades y para disminuir riesgos y consecuencias graves para la salud”.
Por el no
También existen algunas razones por las que algunas personas pueden optar por no vacunarse, aunque es importante subrayar que muchas de estas razones se basan en preocupaciones o percepciones que pueden no estar fundamentadas en la evidencia científica. Algunas de esas razones son la preocupación sobre la seguridad, mitos y desinformación, filosofía personal o religiosa, condiciones de salud específicas y la percepción de bajo riesgo (algunas personas creen que no están en riesgo de contraer enfermedades prevenibles por vacunas).
La médica Beatriz Rauber aporta su visión sobre el uso de las vacunas y recuerda algunas de las decisiones tomadas durante la pandemia del Covid-19.
“Si tengo que hablar de la pandemia 2020, primero recordemos que para declarar dicho estado, la OMS cambió el significado y el alcance del término. Ni hablar de lo que siguió en consecuencia, un sufrimiento sádico, cruel, malintencionado y perverso, al que se sometió a toda la sociedad. Con medidas inútiles, obligatorias y extremas, sin base científica, contrariando lo que la ciencia médica establece. Encierro, aislamiento, uso de tapabocas. Medidas que afectan al ser humano física, sicológica y hasta económicamente. El sólo hecho de privar al individuo de la relación afectiva interpersonal, causa un daño de alcances impensables”, explica.
Sobre las vacunas, la especialista en medicina biológica regenerativa, brindó su punto de vista: “Las vacunas fueron un arma biológica cuyos efectos adversos han llevado y llevan a la muerte y a la enfermedad a la población mundial, todo demostrado. Hay países que las prohíben reconociendo su letalidad, entre ellos, la Unión Europea a través de la EMA, en octubre de 2023. Profesionales de todo el mundo, incluida Argentina, basados en estudios científicos provenientes de la investigación y análisis profundo y certero, han hecho y siguen haciendo todo lo posible para difundir la verdad, alertando a la población desde la información científica calificada, tratando de evitar este genocidio mundial.
“Los medios de comunicación sostienen esta falsedad, mientras el exceso de muertes y la aparición de enfermedades violentísimas, degenerativas y cáncer, aumenta día a día, en gente sana, sin patologías previas. Son víctimas jóvenes, niños y adultos, a partir del año 2021, cuando se implementó la vacunación para la mencionada pandemia. El cáncer devora vidas a su paso, a una velocidad espeluznante. Negarlo es un acto de extremo cinismo, como sucede en este país. La ciencia debe disentir, cuestionar, investigar y demostrar lo propuesto. Y ante todas las cosas, defender la vida. Cosa que no sucede”, agrega Beatriz Rauber, quien también es especialista en terapia celular.
Tercera posición
Otras personas optan por un enfoque selectivo hacia la vacunación, eligiendo vacunarse para algunas enfermedades y no para otras. Este enfoque puede depender del riesgo personal, recomendaciones médicas, evidencia científica o costos y acceso.
Es importante tener en cuenta que, si bien es válido tener preferencias sobre la vacunación, también es esencial informarse adecuadamente y considerar el impacto de estas decisiones en la salud individual y colectiva.
La historia reciente
La historia reciente de la medicina ofrece varias lecciones sobre el debate en torno a la vacunación. La erradicación de la viruela y la drástica reducción de enfermedades como el sarampión y la polio son ejemplos clave de cómo las vacunas han salvado vidas. Estos logros han demostrado la eficacia de las campañas de vacunación masiva. A contrapelo de estas experiencias positivas, en los últimos años surgió un movimiento antivacuna que creció proporcionalmente al auge de las redes sociales. Esto ha llevado a un resurgimiento de enfermedades que estaban bajo control, como el sarampión y la rubéola.
Más recientemente, la pandemia de Covid-19 ha reavivado el debate sobre la vacunación. A pesar de la rápida investigación y desarrollo de vacunas, algunas personas han expresado dudas, lo que ha llevado a discusiones sobre la ética de la vacunación obligatoria y la necesidad de información clara.
Estos puntos subrayan la complejidad del debate sobre la vacunación y la necesidad de un enfoque equilibrado que combine educación, investigación y diálogo abierto.
Experiencias negativas o fallidas
A lo largo de la historia, hubo vacunas que no han funcionado como se esperaba o han generado preocupaciones.
La vacuna contra el HIV. A pesar de décadas de investigación, no se ha logrado desarrollar una vacuna eficaz contra el HIV/Sida. Varios ensayos clínicos han fracasado, lo que subraya los desafíos en la creación de vacunas para virus que mutan rápidamente.
Contra el dengue. Esta vacuna, aprobada en 2015, mostró eficacia en personas que ya habían tenido dengue, pero en aquellos que no lo habían padecido previamente, aumentó el riesgo de dengue grave si se contagian después de la vacunación.
Reacciones adversas. En algunos casos, se han reportado reacciones adversas raras a las vacunas, lo que ha llevado a un escepticismo general. Por ejemplo, algunas vacunas pueden provocar efectos secundarios graves en individuos susceptibles, aunque estos casos son extremadamente raros en comparación con los beneficios de la vacunación.
Todo lo mencionado resalta la importancia de la investigación continua, la evaluación de riesgos y beneficios, y la comunicación efectiva sobre las vacunas. Sin embargo, es fundamental recordar que, en general, los beneficios de la vacunación superan ampliamente los riesgos, y la evidencia respalda su eficacia en la prevención de enfermedades.