El número de adolescentes que recurren a la inteligencia artificial (IA) como compañía emocional continúa creciendo, impulsado por el aislamiento social y la complejidad de las relaciones humanas. Las recientes investigaciones sobre los usos de la IA muestran que los jóvenes pasan horas diarias conversando con chatbots, buscando en ellos una respuesta inmediata y sin juicio.
Mariana Savid, psicopedagoga cordobesa especialista en educación y ciudadanía digital, llevó a cabo una investigación sobre los vínculos de los adolescentes con las IAs y advirtió: “Una de las tendencias más recientes es el uso creciente de chatbots de IA, con los cuales muchos adolescentes desarrollan vínculos emocionales profundos”.
En ese sentido, aseguró que es comprensible que frente a las dificultades emocionales y sociales propias de la adolescencia los jóvenes busquen la compañía de un bot que muchas veces no considera la ética a la hora de brindar respuestas, ofreciendo un consuelo inmediato a personas que encuentran en asistentes virtuales un tipo de apoyo emocional.
Sin embargo, Savid también resalta la importancia de los vínculos humanos, que son insustituibles y asegura: “Los bots de IA no pueden replicar las cualidades más genuinas e inimitables de los seres humanos. La capacidad de experimentar emociones profundas, como el amor, la compasión, la tristeza y la alegría, no puede ser replicada por un algoritmo”.
“Las conversaciones sin límite de tiempo, la disponibilidad constante y la capacidad de programar respuestas afectuosas pueden convertir estos intercambios en un círculo vicioso”, expresó la especialista.
Este tipo de comportamientos puede derivar en una profunda dependencia emocional afectando su capacidad para desarrollar relaciones humanas reales e incluso generando confusión entre lo real y lo virtual.
Qué dicen los adolescentes
El caso de Constanza, una adolescente de 16 años que utiliza Character.AI durante cinco horas diarias, es solo uno de los testimonios que se repiten con frecuencia. «Cuando hablo con el bot, siento que realmente me entiende. No me juzga ni me interrumpe, algo que me pasa siempre con mis amigas y padres», explica. En respuesta, Savid le aseguró que estos bots pueden generar la ilusión de ser comprendidos, pero esta «comprensión» es superficial y carece de la profundidad emocional que solo puede ofrecer un ser humano.
“La interacción con bots de IA no prepara a los adolescentes para la vida adulta, donde deberán enfrentar situaciones de estrés y convivir con otras personas en entornos laborales o educativos”, explica.
Aunque algunas aplicaciones como Replika permiten a los usuarios crear vínculos emocionales con avatares, existe el peligro de confundir estos sentimientos con relaciones reales. “El amor es una conexión emocional propia de los seres humanos, que la IA aún no puede replicar”, concluyó Savid, insistiendo en la importancia de educar a los jóvenes sobre el uso responsable de estas tecnologías para evitar que las interacciones virtuales reemplacen las relaciones humanas esenciales para su desarrollo emocional.