Se celebra hoy el Día Mundial del Cóctel, rindiendo homenaje a una de las prácticas más emblemáticas del mundo de la gastronomía y la cultura social: el arte de mezclar bebidas. La efeméride no solo invita a levantar una copa, sino también a conocer la historia, evolución y secretos de esta tradición que traspasa fronteras y se reinventa en cada barra.
¿Por qué se celebra el 13 de mayo?
La fecha conmemora la primera vez en que la palabra cocktail apareció impresa con su significado moderno en un periódico estadounidense. Fue en 1806, en el diario The Balance and Columbian Repository, donde se definió al cóctel como una bebida compuesta por «licor, azúcar, agua y bitters (amargos)». Desde entonces, el término se popularizó y comenzó a asociarse a una infinidad de mezclas que, con el paso del tiempo, dieron origen a clásicos como el Negroni, el Daiquiri, el Old Fashioned o el Martini.
Más allá de su definición técnica, el cóctel es una manifestación cultural y social. Su historia está ligada a momentos históricos clave, como la Ley Seca en Estados Unidos (1920–1933), que impulsó la creatividad de los bartenders al obligarlos a disimular el sabor de los alcoholes ilegales con frutas, hierbas y otros ingredientes. También es inseparable de la cultura de bares y clubes, donde la coctelería se convirtió en símbolo de sofisticación y encuentro social.
Hoy en día, los cócteles no son solo una bebida, sino una experiencia sensorial. Involucran técnica, estética y un conocimiento profundo de los ingredientes, que pueden ir desde los destilados clásicos hasta productos regionales, infusiones, jarabes caseros y elementos inesperados como especias, flores comestibles o humo aromático.
Tendencias actuales
En los últimos años, la coctelería tuvo un renacimiento, de la mano de un movimiento global que valora la calidad, la innovación y la sustentabilidad. En ciudades como Córdoba, Buenos Aires o Rosario, cada vez más bares apuestan por propuestas de autor, ingredientes locales y técnicas de cocina aplicadas a la mixología.
Entre las tendencias más destacadas están los cócteles bajos en alcohol, los preparados sin alcohol (mocktails), el uso de productos orgánicos o reciclables, y la experimentación con sabores menos convencionales como vinagres, infusiones de té o fermentos.
La figura del bartender también cambió: ya no es solo quien sirve bebidas, sino un profesional creativo, muchas veces con formación técnica, que se inspira en la gastronomía, la botánica y la química para diseñar nuevas combinaciones. En Argentina, incluso existen competencias nacionales e internacionales de coctelería, y escuelas especializadas que forman a nuevos talentos.
Algunos cócteles clásicos para celebrar
Para quienes quieran levantar una copa este 13 de mayo, algunos de los cócteles más icónicos para preparar o pedir son:
- Old Fashioned: whisky, azúcar, bitter y un toque de piel de naranja.
- Negroni: partes iguales de gin, vermut rojo y Campari.
- Daiquiri: ron blanco, jugo de lima y almíbar.
- Margarita: tequila, licor triple sec y jugo de lima.
- Mojito: ron blanco, menta, lima, azúcar y soda.
- Martini: gin (o vodka) y vermut seco, con una aceituna o un twist de limón.
Y para los que prefieren evitar el alcohol, opciones como el Shirley Temple o los mocktails frutales permiten disfrutar de la experiencia sin graduación alcohólica.
Un brindis con historia
El Día Mundial del Cóctel es una oportunidad para valorar una tradición que combina arte, historia y sabor. Detrás de cada copa hay técnicas, historias y culturas que dialogan en un mismo trago. Ya sea en un bar de alta gama, en una reunión con amigos o desde la cocina de casa, el cóctel sigue siendo un símbolo de creatividad, celebración y conexión. Porque, como decía el célebre barman Dale DeGroff: “No es solo una bebida, es una historia servida en un vaso.”
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