La economía argentina muestra señales de recuperación, impulsada por sectores clave como la minería, la industria manufacturera, el comercio minorista y los servicios financieros. Así lo indica el más reciente informe de FocusEconomics, que relevó estimaciones de más de 50 bancos y consultoras internacionales. Sin embargo, este repunte viene acompañado de nuevas alertas: se proyecta una inflación más alta y un dólar más caro para el cierre de 2025.
Según el documento de mayo, la proyección de crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) fue corregida al alza y se ubica ahora en un 4,9% para 2025, una décima por encima de lo estimado el mes anterior. Además, se espera una expansión del 3,5% en 2026, consolidando a Argentina como uno de los países con mejor desempeño proyectado de la región.
No obstante, la contracara de este repunte está en los precios. Aunque la inflación mostró una marcada desaceleración en abril, descendiendo al 47,3% desde el 55,9% de marzo y alejándose del pico cercano al 300% de inicios de 2024, las consultoras prevén que los precios al consumidor subirán un 43,9% en promedio durante 2025, un punto porcentual más que el mes anterior. Para 2026, se espera un incremento del 24,8%.
Respecto al tipo de cambio, el consenso de los analistas indica que el peso argentino cerrará 2025 en $1.329,6 por dólar, mientras que para 2026 se proyecta una cotización de $1.559,6. Este deslizamiento cambiario reflejaría las presiones acumuladas sobre la moneda nacional en un contexto de inflación persistente.
En materia de política monetaria, la tasa de referencia del Banco Central se ubicaría en 26,93% a fines de 2025, y bajaría a 18,56% en 2026, conforme avance la desaceleración inflacionaria.
A mediano plazo, los analistas identifican una mejora en los fundamentos macroeconómicos. Se anticipa un superávit fiscal promedio del 0,2% del PBI entre 2024 y 2026, una reducción del endeudamiento público al 77,6% del PBI, y una inflación promedio de 96,2% anual en ese período, todavía elevada pero en clara trayectoria descendente.
En resumen, las proyecciones para Argentina combinan señales alentadoras de crecimiento con desafíos persistentes en el frente inflacionario y cambiario. La estabilización macroeconómica sigue siendo un objetivo clave para consolidar la recuperación.