Las ventas de indumentaria cayeron un 7,7% en el tercer bimestre de 2025 en comparación interanual, según informó la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI). Es la primera vez desde noviembre de 2024 que las empresas con bajas en sus ventas (56%) superan a las que crecieron (32%).
La contracción de la demanda (77%) aparece como el principal problema, seguida por el aumento de costos (17%). A esto se suma una creciente acumulación de stocks, que afecta ya al 35% de las firmas. Las estrategias defensivas incluyen ajustes en el personal: aumentaron las bajas por jubilaciones o renuncias no reemplazadas, y también los despidos.
La caída en la actividad local se agrava por el avance de las importaciones. En lo que va del año, la Argentina importó más de USD 1.500 millones en ropa, y el 67% de las prendas vendidas en el país son de origen extranjero. En los shoppings, ese porcentaje asciende al 75%.
Marcas reconocidas como Kenvue y Kimberly-Clark anunciaron cierres de plantas en Pilar y reducción de operaciones locales. El fenómeno alcanza incluso a grandes clubes de fútbol: Adidas comenzó a importar camisetas de Boca y River desde Brasil, mientras que la de San Lorenzo se produce directamente en China.
“Muchas firmas industriales están en modo defensivo, no porque les convenga estratégicamente, sino porque no les queda otra opción”, explicó Agostina Monti Salías, analista en desarrollo productivo. Señaló un triple impacto: tipo de cambio apreciado, presión tributaria y falta de financiamiento.
En ese contexto, empresas como Lumilagro reconvirtieron su negocio: dejaron de fabricar buena parte de sus productos y los reemplazaron por importaciones, como respuesta a la eliminación de medidas antidumping.
El efecto Shein
El auge de plataformas como Shein y Temu impulsó la moda ultrarrápida en el país. Solo Shein importa ropa a precios tan bajos que cuestan hasta un tercio de lo que se paga en comercios locales. Temu ya envía 300.000 paquetes por mes a la Argentina.
Las compras por courier crecieron un 211% en lo que va del año, mientras que el turismo de compras aumentó 136%. En total, las compras externas de ropa superaron los USD 3.000 millones, entre importaciones corporativas, viajes y ecommerce.
Fuerte impacto laboral y ambiental
La industria local perdió más de 10.000 empleos formales, según la Cámara de Indumentaria. Solo el 30% de los trabajadores del rubro están registrados. Además, el presidente de la entidad, Claudio Drescher, alertó por el daño ambiental del fast fashion: “Es ropa muy descartable, con emisiones masivas de carbono y uso de químicos tóxicos”.
En Europa y Brasil ya comenzaron a regular y limitar el ingreso de este tipo de productos. En la Argentina, sin aranceles ni controles ambientales, la moda importada avanza sin freno.