“Tanto machacaron contra el kirchnerismo que al final revivieron al peronismo” reflexionaba un político cordobés retirado. La lectura -de impecable lucidez- revela la naturaleza fluida, cambiante y resiliente de un movimiento político que siempre activa su músculo en dirección al poder y que eleva a sus líderes en base a sus resultados. El gobernador Kicillof emerge como el gran ganador derrotando a un oficialismo nacional que hizo casi todo mal. Lo hace además en la disputa interna donde dejó en evidencia el acierto de su estrategia, cuestionando a la líder Cristina Fernández y poniendo en letargo al kirchnerismo en el distrito donde se creía que sólo ella podía sumar los votos.
Además, Kicillof logró exhibir sus dotes de gestor gobernando una provincia que siempre necesitó el auxilio del gobierno nacional para subsistir y lo hizo en un contexto económico adverso y sosteniendo su rol opositor sin fisuras ni negociaciones a cambio de beneficios. En su discurso triunfal en La Plata abrió y cerró con un llamado pacificador, de formas sencillas que antagoniza rápido con un relato basado en el odio y el insulto. “Democracia, paz y peronismo” expresó en uno de los tramos más transparentes de la estrategia del gobernador de Buenos Aires.
El músculo peronista que nunca descansa
Por el lado de Milei, se advierte la profundidad del error en el diseño de la campaña, los nombres elegidos y en la nacionalización de una elección provincial. LLA eligió desconocer la potencia de un aparato proselitista que recorre de punta a punta un territorio que concentra un tercio de los votos de todo el país. Una red de dirigentes, intendentes, punteros y militantes que capilariza en cada familia con un mensaje oportuno o con el peso de las respuestas materiales que se necesitan para convencer a los votantes.
Pero nada está perdido para el gobierno nacional si entiende el mensaje que ha venido recibiendo en las urnas en distintas elecciones. La primera advertencia es que no puede enfrentar a los oficialismos provinciales y sus aparatos sólo con la marca Milei. Se necesita despliegue territorial, fiscalización, aliados locales que sintonicen con las demandas locales y comprensión de lo mucho que impactó en las familias la motosierra.
Cautela en el cordobesismo ante la victoria ajena
En el cordobesismo, la lectura de los resultados en Buenos Aires se limitó a una tibia referencia del ministro Manuel Calvo a “una vuelta a la sensatez” y agregó que “no se puede gobernar a hachazos”. Lo dijo en una rueda con periodistas luego del acto donde Martín Llaryora presentó el plan de empleo +26 y donde no hizo ninguna alusión al triunfo peronista bonaerense.
Pero en off, algunos funcionarios reconocen que no hay que levantarle el perfil a Kicillof porque sería hacerlo emerger como un líder cuando el PJ local apuesta todo a la nacionalización de su proyecto Provincias Unidas. También advierten que no hay que encarnizarse con Javier Milei que puede obtener por vía de la victimización lo que no logra por resultados de gestión. “Todavía tiene margen para recuperarse y lo que le sobra es iniciativa” aseguran.
A nivel local esperan una serie de encuestas que sondearán el humor de los cordobeses luego del resultado en Buenos Aires. Desde fines de agosto se pronunció la caída en la consideración de la gestión presidencial y si eso se acentúa el panorama no podía presentarse mejor para la lista que encabeza Juan Schiaretti. LLA sólo se encarna a través de la marca Milei porque los nombres que la integran son casi desconocidos para el electorado y eso configura un punto a favor de Provincias Unidas.
Con la gestión nacional en zona de emergencia se revela que los libertarios sólo tienen consolidado un 30 por ciento de los votos. Ni hacia arriba ni hacia abajo, piso y techo electoral. No es poco pero no alcanza.
Juez, entre el silencio, el aislamiento y las dudas
Después de los agravios que lanzó el Gordo Dan contra Luis Juez, el senador se encapsuló en una estrategia de silencio esperando algún gesto, pero, fundamentalmente, que se cumplan acuerdos que selló en Olivos con el presidente. Los llamados y mensajes privados de Gabriel Bornoroni, armador local de LLA, y de Karina Milei, contrastaron con las muestras de solidaridad que recibió de todo el arco político opositor que expresó repudio por las vulgaridades y agravios del tuitero libertario.
Juez quedó algo descolocado y sólo con su hijo como vocero. El concejal Martín Juez demostró poco tacto con la respuesta, como suele hacer su padre, pero con mucha menos gracia. Políticamente se lo nota aislado, aliado a una fuerza que lo desprecia o, en el mejor de los casos, no lo valora lo suficiente. A la hora de fiscalizar el 26 de octubre se verá lo que finalmente piensa de todo lo ocurrido el líder del Frente Cívico.