Para muchas personas, la ropa no es solo un conjunto de telas, también es identidad. Por ejemplo, en mi caso, la ropa me hace pensar en mis abuelas, en mi infancia y en los colores; prácticamente todo es una reminiscencia del pasado. Afortunadamente, hay muchas ferias y tiendas que me ayudan a viajar por el tiempo. Si bien los emprendimientos de ropa, nueva o usada, siempre existieron, en los últimos años el panorama se ha reconfigurado a partir de la nostalgia, las redes sociales y la necesidad de acceder a ropa por menos precio en un contexto de crisis económica. De todo esto, y algunos temas más, Hoy Día Córdoba conversó con Magali Romero, dueña de Maga Tienda Vintage y fundadora de Vintage Cordobés, un evento que aglutina a decenas de emprendimientos todos los meses.
Magali es curadora de ropa vintage y de segunda mano; es decir, se encarga de recorrer ferias dentro y fuera del país para conseguir y reacondicionar, desde remeras hasta tapados de cuero, que se adapten al universo de nostalgia y texturas que creó a principios de la pandemia. Si bien siempre se dedicó a trabajar por su cuenta —incluso tuvo un negocio de ropa nueva—, recién pudo encontrar lo que le apasionaba cuando se adentró en el mundo de la ropa de décadas pasadas. En el vintage, ella encontró una síntesis entre sustentabilidad y estilo personal, y en las redes sociales la plataforma para darse a conocer.
En su tienda online, Maga Tienda Vintage, se pueden encontrar, según nos explica, prendas vintage —ropa fabricada hace más de 20 años— o prendas de segunda mano —hechas en la actualidad pero con una “estética retro”—. Sus compradoras, que son de todo el país, siempre están atentas a los lanzamientos de cada semana para conseguir “joyitas” que en otros lados no podrían encontrar, ya sea por las estampas, las molderías o incluso por los talles, cuestión que es ignorada por una gran mayoría de la industria textil nacional.
“Siempre me planteé como objetivo ofrecer diversidad de talles porque conozco de cerca lo difícil que es conseguir ropa. Es más, son más las que se quejan de que tengo talles grandes y me piden que traiga talles más chicos”, explica Maga. Sin embargo, también reconoce que no siempre es una tarea sencilla porque las molderías del siglo pasado eran diseñadas para cuerpos muy pequeños, o a veces encuentra talles que no son del estilo de su emprendimiento.
Además de su tienda, su otra pasión es el evento Vintage Cordobés, que fundó hace 4 años para que los amantes del estilo de antaño se encuentren una vez por mes para vender y comprar ropa y accesorios. Al principio, solo organizaba un par de ediciones por año en distintos barrios de la ciudad, pero desde hace un tiempo hay nuevos encuentros todos los meses en Casa Laberinto (Santa Rosa 210), un lugar que acompaña la fantasía nostálgica con pisos de madera, aberturas altas y molduras antiguas.
Allí, los clientes tienen la posibilidad de conocer muchos emprendimientos que hacen una curaduría muy minuciosa de cada prenda. Además, cuentan con la posibilidad de probarse las prendas, escuchar música e inspirarse en los “outfits“ de quienes asisten. “La búsqueda del estilo personal influye mucho a la hora de elegir vintage”, comenta Maga, y agrega: “La gente busca cómo diferenciarse y también busca calidad”. Por otro lado, la edición de este mes se realizará este domingo 12 de octubre, de 15 a 20 horas, en Casa Laberinto.
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Al igual que otros rubros textiles, este tipo de tiendas también está siendo afectado por el ingreso masivo de plataformas como Shein y Temu. Si bien Maga lamenta que actualmente se venda menos, también considera que, aunque este “boom está en la cresta de la ola”, tarde o temprano “la gente va a volver a elegir calidad cuando vea que las prendas (fabricadas masivamente) le duren poco tiempo”. Por otro lado, ella sostiene que hay un público para todos los proyectos, y que, en su caso, las clientas prefieren elegir prendas de mejor calidad aunque cuesten un poco más.
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Sobre el tema de precios en vintage, en redes sociales, principalmente, hay un debate sobre lo que cuestan. Algunas personas consideran que se venden muy caras “prendas usadas”. Ante esto, la curadora cordobesa explica que el trabajo que realiza tiene muchas etapas que tienen un costo, como cualquier otro negocio. En primer lugar, está la búsqueda y la limpieza (que muchas veces incluye pagar tintorería y productos especiales) y, luego, están los arreglos, para lo cual cuenta con una modista de confianza que contrata. Además, hay todo un proceso creativo de registro y modelaje de las prendas para que la experiencia de compra online sea buena, entre muchas otras tareas.
Por último, Maga cuenta orgullosa que la parte más linda del trabajo es “encontrar cosas nuevas todos los meses”. “Cada vez que encuentro botones, estampas y cortes, tengo mini taquicardia de la emoción”, cuenta. Es por esto que, para contagiar sobre este universo, ella argumenta que quienes incursionen en el vintage “van a encontrar originalidad y calidad para salir del uniforme de las tendencias”; además, se van a meter en un mundo “del que no van a querer salir”.