El reciente lanzamiento de la obra «Monstruo: la historia de Ed Gein», se inscribe en la serie antológica de true crime de Ryan Murphy e Ian Brennan (creadores también de Dahmer). Esta producción regresa sobre el caso de uno de los criminales más infames del siglo XX, el granjero de Wisconsin, cuya aterradora historia sirvió de base para figuras icónicas del cine de terror como Norman Bates (Psicosis), Leatherface (La masacre de Texas) y Buffalo Bill (El silencio de los inocentes).
La serie evita el sensacionalismo visual y, en cambio, se adentra en la biografía de Gein, explorando su aislamiento rural, su problemática infancia y el control opresivo de su madre. La narrativa se enfoca en las dinámicas sociales, religiosas y familiares que moldearon la psique del asesino, ofreciendo un examen contextual de su descenso a la locura, en lugar de recrearse en los actos de violencia.
El actor Charlie Hunnam interpreta a Gein, logrando un retrato que enfatiza la inquietud y la contención sobre la explosión de la maldad. Un reparto solvente, que incluye a Niecy Nash y Michael Shannon, complementa esta narrativa que intercala la investigación policial con los recuerdos fragmentados del protagonista.
En términos visuales, la ambientación es clave en la narrativa. Un entorno rural que irradia quietud, un escenario perfecto para contrastar la paz exterior con la turbulencia interna del personaje. Este manejo de la atmósfera evoca tanto el terror clásico como subgéneros contemporáneos que han cimentado el miedo rural. Hay un diálogo sutil, por ejemplo, con películas como Jeepers Creepers (2001), al compartir la temática de la profanación y la figura de lo monstruoso acechando en la cotidianidad.
Mientras que una obra se inclina hacia lo sobrenatural y la otra aborda un caso real, ambas convergen en la idea de que el verdadero horror a menudo surge de la naturaleza humana, del aislamiento y la represión. Además, dialogan en torno a un mismo concepto: el miedo no proviene solo de lo fantástico, sino de la posibilidad de que lo monstruoso tenga un origen humano.
Lejos de justificar los crímenes, Monstruo busca desentrañar el origen del mito, examinando cómo la cultura popular de Estados Unidos transformó a estos asesinos en íconos mediáticos y en una fuente inagotable para el género de terror. La serie invita a una reflexión final: ¿Nuestro verdadero miedo es hacia el monstruo que la sociedad crea, o hacia el monstruo que inventamos para el entretenimiento?
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