Diego Armando Maradona, una de las personalidades argentinas más influyentes de la historia, falleció ayer a los 60 años a raíz de una descompensación cardíaca, lo que provocó una profunda conmoción mundial. El astro permanecía con asistencia médica en una casa de Nordelta, en la zona norte del conurbano bonaerense, y sufrió un paro cardíaco del que intentaron reanimarlo sin éxito.
Diego estaba alojado en ese lugar desde el pasado miércoles 11, después de someterse a una operación por un hematoma subdural en su cabeza en la Clínica Olivos, nueve días antes. La familia y los médicos del Diez habían decidido su traslado momentáneo a esa casa hasta definir las características de un tratamiento para rehabilitarlo de su adicción al alcohol y su dependencia a los fármacos.
Diego se levantó esta mañana en buen estado, como durante los días previos, tomó la medicación indicada por los médicos y se fue a recostar, una rutina que cumplía habitualmente desde su alta del sanatorio. Cuando estaba en la cama sufrió una descompensación cardíaca que alertó a todos los presentes. De inmediato intentaron reanimarlo pero no reaccionó y su corazón se apagó.
Al momento de su muerte, no había familiares en la casa de Nordelta. Lo acompañaban una enfermera, una asistente terapéutica, un psicólogo, un psiquiatra, otros médicos y la gente de su entorno de los últimos tiempos.
Diego inmortal
Maradona y un repaso por su carrera como futbolista y técnico
Surgido de Villa Fiorito, un barrio de emergencia del partido de Lanús, Maradona cambió la historia del fútbol argentino desde fines de la década del 70 y se transformó en el deportista más prestigioso de todos los tiempos. Diego, nacido el 30 de octubre de 1960, debutó en Primera División con la camiseta de Argentinos Juniors con apenas 15 años y tres años después se consagró campeón mundial juvenil en Japón, dirigido por César Luis Menotti, a quien reconocía como el DT más importante en su vida.
En 1981 pasó a Boca Juniors, club de sus amores, y se consagró campeón del Metropolitano antes de pasar a Barcelona (1982-1984), donde se reencontró con el Flaco”. En esos años alcanzó la cumbre de su brillante carrera, tanto en Napoli de Italia (1984-1991) como en el seleccionado mayor, con el que se coronó campeón mundial en México 86, siendo capitán.
El partido con Inglaterra, por los cuartos de final de esa Copa de Mundo, lo transformó en leyenda para siempre. Argentina se impuso 2-1 con dos tantos propios de antología. Con la camiseta argentina también jugó los Mundiales de Italia 90 (subcampeón) y Estados Unidos 94, del que marchó después del segundo partido ante Nigeria por un caso de doping.
Las drogas también le pusieron fin a su gloriosa etapa en Napoli, donde es adorado como un Dios. Diego condujo a ese club del humilde sur italiano a la gloria deportiva con la conquista de dos Scudettos, una Copa Italia, una Supercopa de Italia y una Copa de la UEFA. Tras dar positivo de doping en el club italiano y cumplir una sanción de un año, Maradona retornó al fútbol en Sevilla de España (1992-93) bajo la conducción de Carlos Bilardo, técnico con el que se consagró campeón.
En 1993 retornó al fútbol argentino para una breve etapa por Newells Old Boys de Rosario y luego volvió a Boca para ponerle fin a su carrera en 1997. Su partido despedida fue en La Bombonera en 2001 cuando dejó una frase célebre «la pelota no se mancha» como reconocimiento a todos los errores cometidos en su carrera.
Diego había iniciado antes su experiencia como técnico en Deportivo Mandiyú de Corrientes y Racing, aunque su momento más trascedente en ese rol lo vivió con el seleccionado argentino en el Mundial Sudáfrica 2010, del que marchó eliminado en cuartos de final. Después dirigió en Al Wasl (2011-12) y Al-Fujairah de Emiratos Árabes (2017-18), Dorados de Sinaloa (2018-19) y Gimnasia y Esgrima La Plata, club que le volvió a abrir las puertas del fútbol argentino el año pasado.
En ejercicio de esa función, Diego sufrió la última descompensación de salud que motivó su internación a principios de mes. Talentoso, corajudo, rebelde, leal, popular, antisistema y argentino hasta la médula, Diego le puso fin a su maravillosa historia ayer, el 25 de noviembre. Su leyenda vivirá por siempre en los corazones albicelestes a través de todas las generaciones.
Siempre ocurrente
Diego Maradona nos dejó entre otras cosas infinidad de frases que se volvieron icónicas
En sus 60 años de vida, Diego Maradona fue una usina de frases célebres, algunas de tono contestario, otras cargadas de sentimiento, muchas con el ingenio del ser argentino y todas, siempre, con el inconfundible sello maradoniano. En la jornada de su fallecimiento y del dolor que su muerte generó en todo el mundo, el recuerdo de sus dichos que quedarán para siempre en la historia.
«Mis sueños son dos, el primero es jugar un Mundial y el segundo es salir campeón…» su primera aparición en TV cuando jugaba en las inferiores de Argentinos Juniors en 1970. «De chiquito decía que iba a ser doctor, que boludo que era ¿no?”. «Crecí en un barrio privado de Buenos Aires… Privado de agua, de luz y de teléfono» sobre su infancia en Villa Fiorito. «Montes me dijo: Vaya Diego juegue como usted sabe y si se puede tire un caño. Y yo le hice caso» anécdota de su debut en 1976, del libro Yo soy El Diego.
«El capítulo de mi relación con Boca es muy lindo. Sobre todo porque la historia la inventé yo; el quía armó todo. Y Boca no tenía ni un sope para pagarme» sobre su llegada a Boca en 1981, del libro Yo soy El Diego. «Boca, sos el beso de mi mamá» en un saludo por los 119 años del club. «Yo jugué un Barcelona-Real Madrid, que es un partido muy importante, con dos ciudades enormes detrás, pero un Boca River es distinto. Es como que se me inflama el pecho. Es como dormir con Julia Roberts» en la víspera de un Superclásico en 2006.
«Lo juro por lo que más quieras: salté junto a Shilton, pero le di con la cabeza. Muchos dicen que lo hice con la mano. Yo digo que lo hice con la cabeza y la mano de Dios», declaración después del partido sobre su primer gol a Inglaterra. «Se le escapó la tortuga», frase que nace a partir de una historia del exembajador de Estados Unidos, James Cheek en 1994. «Yo quería ir a Estados Unidos, pero el cabeza de termo de Clinton no me deja entrar» de la negativa de la visa por doping.
«Boca jugó a lo Boca y River fue River. Jugó un gran primer tiempo y en el segundo se le cayó la bombacha» después de su último partido oficial con triunfo en el Monumental en 1997. «Pelé debutó con un pibe y le pegó a la jermu». «A Pelé le gusta más la plata que dormir» tres frases contra Pelé en una entrevista con el programa televisivo El Rayo 1998. «Coppola es vivísimo. Fuma debajo del agua» sobre su amigo y representante durante muchos años.
«Lástima no se le tiene a nadie, Maestro. Si vos le tenes bronca, peléalo pero lástima a nadie», a José Sanfilippo, quien discutía con con Héctor Veira en el El Equipo de Primera. «Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha» discurso en su partido homenaje en La Bombonera en 2001. «Messi no necesita ganar el Mundial para ser el mejor del mundo», en la previa del mundial de Brasil. «¿Sabes qué jugador hubiese sido si no hubiese tomado droga? Un jugador de la puta madre» reflexión en una entrevista con Fabricio Oberto. «Mi viejo fue peronista, mi vieja adoraba a Evita, y yo fui, soy y seré siempre peronista» en el Día de la Lealtad.