Tres oficiales de alto rango de la policía de Córdoba fueron detenidos hoy en el marco de la investigación por el crimen de Valentino Blas Correas, asesinado de un balazo por la espalda cuando en la madrugada del 6 de agosto circulaba a bordo de un auto junto a unos amigos en la capital de esa provincia, informaron fuentes judiciales.
Los detenidos son los comisarios mayor Walter Soria y Jorge Galleguillo, además del subcomisario Enzo Quiroga, quienes ya estaban imputados por el delito de «omisión de los deberes de funcionario público» y ahora agravaron sus situaciones procesales con el delito de «encubrimiento agravado».
Los tres oficiales estaban imputados y en libertad, y a partir del agravamiento de la calificación legal el fiscal José Mana ordeno sus detenciones, informaron fuentes judiciales.
El fiscal también resolvió hoy excarcelar a cuatro policías: Leandro Alexis Quevedo, Leonardo Alejandro Martínez, Ezequiel Agustín Vélez y Rodrigo Emanuel Tolosa, imputados por «encubrimiento y falso testimonio».
La causa tiene 16 imputados, de los cuales 13 son policías, y los tres restantes son empleados de la clínica Aconcagua, quienes se habrían negado a atender a Blas cuando los amigos lo llevaron hasta ese lugar luego de recibir el balazo en la espalda que terminó con su vida.
El hecho que se investiga ocurrió en la madrugada del 6 de agosto pasado, cuando Balas se movilizaba en un auto con cinco amigos y, aparentemente, habrían evadido un control policial en la zona sur de la ciudad de Córdoba.
Los policías dispararon varios tiros; uno de los proyectiles ingresó por la luneta y se incrustó en el omóplato de Valentino. El joven iba en la parte de atrás y murió a causa de la herida.
Posteriormente los policías, al menos dos de ellos, plantaron un arma con el objetivo de justificar los disparos mediante un «falso» enfrentamiento.
La investigación preliminar sostiene que los efectivos Javier Alarcón y Lucas Gómez dispararon contra el automóvil, pero que sería desde el arma de Alarcón la bala que mata al adolescente.
Días pasados se conoció que la policía Wanda Esquivel, imputada por «encubrimiento agravado y omisión de los deberes de funcionario público», declaró ante el fiscal Mana que Alarcón sacó un arma de su chaleco y le pidió que la tirara por la ventana del móvil en que se movilizaban, en una zona cercana donde presuntamente los chicos evadieron un control policial.