Vivimos una situación inédita: vemos el avance del coronavirus Covid-19, una pandemia que no conoce de fronteras, pero dentro de nuestras casas. Salvo aquellos que por cumplir tareas esenciales deben salir, un mundo inquieto se vio obligado a hacer un parate. Estar puertas adentro puede resultar un desafío para quienes les cuesta seguir una rutina, pero también puede ser una oportunidad para ordenar, por ejemplo, la alimentación”, explica el médico especialista en Nutrición Silvio Schraier. Sin embargo, son muchos quienes, por aburrimiento, angustia y el mismo encierro, comen de más y se mueven menos.
Uno come por muchos motivos, entre ellos el aburrimiento, que puede incrementarse al estar en casa. A la vez, existen asociaciones muy arraigadas como permitirse comer de más cuando se está de vacaciones. Y muchos, al no tener que ir al trabajo, también se exceden precisamente por esta asociación. También sabemos que a los cines de cadena les interesa más el dinero que entra por la venta de pochoclo que de entradas. Y las personas, al ver series encadenadas por plataformas de streaming, también consumen alimentos en exceso al relacionar el ver con el comer”, remarcó Schraier
Lo cierto es que los efectos del aislamiento y la cuarentena en nuestra alimentación ya se perciben desde ahora. Supongamos que para mantenerme en peso tengo que comer 2.000 calorías diarias. Pero por comer de más llego a las 3.000, algo que es muy fácil de alcanzar si se toma en cuenta que 1.000 calorías podrían ser tres empanadas, o cuatro alfajores. Con ese extra de 1000 calorías diarias, en 20 o 25 días perfectamente podríamos llegar a pesar cuatro o cinco kilos de más”, remarcó el especialista.
Tres empanadas tienen cerca de 1.000 calorías. Con tres empanadas de más por día, en menos de un mes podemos aumentar 5 kilos a nuestro peso. Sin embargo para el experto en nutrición consultado por Ámbito, en esta crisis también existe una oportunidad.
Pero para Schraier, en esta crisis también existe una oportunidad, si lo que se busca es mejorar la alimentación, ya que al estar más tranquilos en nuestras casas por la cuarentena se puede probar qué pasa si elegimos alimentos más saludables o cantidades más coherentes”.
En una consulta inicial, lo primero que los nutricionistas indagamos es en cómo el paciente come y, al que dice que para el desayuno toma un café lavado, omite el almuerzo o pica algo rápido en el trabajo y prepara una cena muy abundante, se lo trata de llevar a las cuatro comidas diarias: desayuno, almuerzo, merienda y cena. Ahora que los individuos permanecen en sus casas, se acabaron las excusas para no hacerlo”, remarcó.
El médico destacó que otro aspecto relacionado con la pandemia de obesidad” es la falta de movimiento que se acrecienta al no poder salir y si bien existen existe variedad de clases a distancia, hay quienes la siguen, pero también están quienes le bajan la cortina a la actividad física”.
Si voy a un gimnasio habitualmente o si salgo a caminar, es una oportunidad de dejar de emplear la bicicleta fija como perchero y usarla de verdad y en caso de no tenerla, mirar un tutorial o caminar en el departamento por 30 minutos”, remarcó.
Además, en caso de que no se tenga que trabajar, la persona puede usar ese tiempo para ejercitarse y ordenarse. Por eso, según el médico, se insisten tanto con mantener una rutina, como cambiarse de ropa, no estar todo el día en piyama y armarse una agenda mental” durante las horas laborales, con diversas actividades, dentro de la que pueden estar la actividad física y el planeamiento de las comidas, incluso cocinar y congelar.
Pero más allá de la comida y el movimiento existe otro aspecto fundamental del que se suele hablar poco: la importancia del buen dormir. Muchas enfermedades como obesidad, diabetes y lípidos alterado se relacionan con una mala higiene del sueño. Está demostrado que dormir menos de 7 horas altera el reloj biológico y lleva a a comer más”.
Si uno se mete en el google maps debería ver medio globo con luz de día y medio globo a oscuras, pero lo que se ve es que globo está totalmente prendido, lo que es aterrador, porque cuando se duerme menos aumenta el apetito”, concluyó.
Por ende, recomendó plantear el desafío de ordenarse y utilizar este tiempo para aprender hábitos que se puedan aplicar a futuro, lejos de las excusas.