“Quisiera reiterar con claridad que si en la iglesia se descubriera aunque fuera un solo caso de abuso, que representa ya de por sí una monstruosidad, tal caso será afrontado con la máxima seriedad”, dijo el papa en su discurso final del encuentro en Roma, donde agregó que “el objetivo de la iglesia será escuchar, tutelar, proteger y curar a los menores abusados, explotados, olvidados. No importa donde ellos estén”.
En un largo discurso ante los líderes de las 114 conferencias episcopales del mundo, el sumo pontífice comparó la “plaga” de los abusos sexuales contra menores con las prácticas paganas del pasado de “ofrecer seres humanos” en sacrificio y reconoció que se trata de un problema “universal y transversal que desgraciadamente se verifica en casi todas partes”. Al presentar las “medidas concretas” que había reclamado el jueves a los asistentes de la cumbre, Francisco anunció que aplicarán las estrategias de las organizaciones internacionales, entre ellas la ONU y la Organización Mundial de la Salud (OMS), para erradicar la pederastia “de la faz de la tierra”.
”Vamos a tomar todas las medidas posibles para que tales crimines no se repitan. Que la iglesia vuelva ser creíble y confiable”, clamó una hora después durante el Ángelus en la Plaza de San Pedro, donde aclaró que colaborarán con la justicia de todos los países, “sin encubrirlos o subestimarlos”.
Durante la inédita cumbre, la cúpula de la iglesia católica hizo un histórico “mea culpa” y reconoció los propios errores en los escándalos que sacudieron a la institución, por haber encubierto el fenómeno durante décadas. Incluso, el influyente cardenal alemán Reinhard Marx reconoció que destruyeron archivos sobre los autores de abusos para encubrir los crímenes. “Ha llegado la hora de colaborar juntos para erradicar esa brutalidad del cuerpo de nuestra humanidad, adoptando todas las medidas necesarias ya en vigor a nivel internacional y a nivel eclesial” para frenarla, adelantó ayer Francisco, quien enumeró los puntos esenciales de su plan contra la pederastia: seriedad, verdadera purificación, formación, reforzar directrices de las conferencias episcopales, acompañar a las víctimas, atención al mundo digital y combatir el turismo sexual.
Si bien la mayoría de obispos que intervinieron en el encuentro reconocieron la necesidad de establecer un código de conducta obligatorio, que incluya informar a la justicia de cada país ante una denuncia de abuso, el encuentro culminó sin un documento final, aunque con el citado compromiso del papa. Sin embargo, el discurso fue mal recibido por algunas víctimas presentes en Roma para la “contracumbre”, que esperaban una respuesta más contundente sobre el flagelo que padecieron.