«Les hemos dicho claramente que intentar desestabilizar al Gobierno de Afganistán no es bueno para nadie», contó el canciller interino afgano Amir Khan Muttaqi a la agencia estatal afgana Bakhar, el único de los participantes que habló sobre el encuentro, en el que también estuvieron el representante especial adjunto para la Reconciliación de Afganistán, Tom West, y la principal funcionaria humanitaria de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), Sarah Charles.
En concreto, Muttaqi les exigió que Estados Unidos no viole su espacio áereo -por ejemplo cuando lanza sus ataques con drones para matar a milicianos del Estado Islámico- y no interfiera en «asuntos internos del país».
«Unas buenas relaciones con Afganistán son buenas para todos. Nada se debe hacer para debilitar al Gobierno actual de Afganistán, que puede liderar la búsqueda de soluciones a los problemas de su gente», agregó el canciller, en unas declaraciones grabadas y traducidas por la AFP.
El diálogo también avanzó sobre pedidos bien puntuales. El representante del Gobierno talibán pidió que Estados Unidos ayude a liberar los activos del Estado afgano congelados tras la toma del poder por parte del movimiento islamista a mediados de agosto pasado, dos semanas antes de la fecha establecida originalmente por Washington para su retirada militar total.
Aunque no está claro si fue un pedido de Kabul también, Muttaqi contó que los representantes de Estados Unidos se comprometieron a «proporcionar vacunas contra el coronavirus al pueblo afgano». No adelantó una cifra.
Hace casi un mes, el director general de la Organización Internacional para las Migraciones, António Vitorino, advirtió que el sistema sanitario de Afganistán «está al borde de fracaso» y destacó que en el país se observaba «un aumento de contagios con la Covid-19 entre la población», según la agencia de noticias Sputnik.
A principios de septiembre pasado, con la retirada estadounidense ya completa, los talibanes formaron un Gobierno interino, sin ninguna mujer e integrado mayoritariamente por pastunes y partidarios de la línea dura. La mitad de los miembros del gabinete, que iba a ser «inclusivo», según las promesas iniciales, figuran en la lista del Comité de Sanciones 1988 del Consejo de Seguridad de la ONU.
Hoy, Suhail Shahin, embajador designado del Emirato Islámico de Afganistán ante Naciones Unidas, aseguró en una entrevista publicada por la cadena de noticias Al Yazeera que los talibanes están contemplando la posibilidad de incluir a mujeres en un futuro Gobierno. Pero aclaró ante las expectativas que esto podría provocar: «La comunidad internacional debe respetar los deseos del pueblo afgano.»