La referente nacional de izquierda, Manuela Castañeira, estuvo ayer en nuestra ciudad para apuntalar las candidaturas de Eduardo Mulhall y Julia Di Santi a la gobernación de Córdoba. Al igual que en el plano nacional, como titular del espacio Nuevo Movimiento al Socialismo (MAS), Castañeira llamó a la unidad de las fuerzas de izquierda que conviven en la provincia con el objetivo de que se constituyan en una tercera opción, que rompa con la hegemonía del bipartidismo, representado por peronistas y radicales (en este último caso hoy agrupados bajo la coalición Cambiemos).
Según su análisis, la delicada situación económica que atraviesa el país, a partir de las políticas de ajuste implementadas por el presidente Mauricio Macri, requiere de discusiones alternativas acerca de cómo resolverlas. “Creo que es un gran momento para la izquierda, puede ser una potencia electoral porque se ha ganado un gran reconocimiento en nuestro país, pero tiene que superar su gran límite, que en este momento, es la fragmentación. Es por eso que vine a Córdoba a hablar de la necesidad de la unidad de la izquierda”, expresó ayer la dirigente en declaraciones a HOY DÍA CÓRDOBA.
En relación al desafío que representa esa convocatoria a la unidad en Córdoba, la líder nacional del Nuevo MAS reconoció que “hasta ahora, lamentablemente, no hemos tenido respuestas positivas”, aunque recordó que hasta el 12 de marzo próximo tienen tiempo para definirlo, por lo que no descartó algún tipo de entendimiento. En ese sentido, Castañeira dijo que existe “una gran presión” de aquellos ciudadanos que se sienten identificados con las fuerzas progresistas, y “que preguntan para cuándo la izquierda se va a unificar”. “No hay una diferencia política clara entre nosotros, es una mezquindad. Tiene que ver con una necesidad de acomodarse.
Eso es una mirada pequeña de lo que el partido tiene que ser en Córdoba y en Argentina”, apuntó tajante la militante al aludir a lo que consideró es una deuda histórica de la fuerza para constituirse como un partido unificado. El Nuevo MAS formó su propio frente en 2016 cuando se unió al Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) y crearon la Izquierda al Frente por el Socialismo, como una alternativa política independiente de Cambiemos, del kirchnerismo y hasta del mismo Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT).