El líder norcoreano Kim Jong-Uny el presidente norteamericano Donald Trump iniciaron ayer en Hanói su segunda cumbre en un ambiente distendido y entre señales positivas sobre el resultado de un encuentro que busca avanzar en las complicadas negociaciones por la desnuclearización del país comunista.
La cumbre arrancó en el céntrico hotel Sofitel Metropole de la ciudad vietnamita con un Trump y un Kim sonrientes y visiblemente relajados, que se esforzaron por mostrarse optimistas: el primero aseguró que la cumbre será “un éxito” y negó haber rebajado sus expectativas sobre el proceso de desnuclearización de Corea del Norte, mientras que el segundo prometió hacer “cuanto esté” en sus manos para el éxito del conclave.
Al apretón de manos le siguió un breve intercambio entre ambos líder es ante la prensa, donde Trump destacó que Corea del Norte tiene un potencial económico “tremendo, increíble, ilimitado” y prometió que ayudaría a Pionyang a aprovecharlo si prosperan las negociaciones.
Kim, a su vez, dijo estar “seguro” de que la cumbre “tendrá un buen resultado” y destacó que ambas partes lograron “superar obstáculos y estar aquí hoy”, algo que requirió “mucha paciencia y esfuerzo”, destacó. A esa presentación más bien publicitaria para la prensa, le siguió una cena que según los informes fue igualmente distendida y protocolar, donde ambos mandatarios dialogaron durante una hora y 45 minutos.
Lo importante, empero, comenzará hoy, cuando ambos mandatarios se vuelvan a reunir para negociar en serio: nada se sabe sobre la agenda del encuentro, aunque se cree que el formato será similar al de Singapur, cuando se reunieron solos junto a sus asesores durante todo un día. Se espera que expidan una declaración final con medidas concretas para impulsar el proceso de desnuclearización de norcorea, que apenas ha cosechado avances desde la cita en Singapur.
En ese sentido, se cree que el país asiático podría ofrecer un desarme parcial centrado en su complejo nuclear de Yongbyon, donde produce combustible para bombas atómicas, a cambio de “medidas correspondientes” de la Casa Blanca, como una relajación enlas sanciones económicas contra el país comunista.
El éxito mayor sería que ambos países firmen alguna declaración de paz bilateral, algo que no fue descartado por Trump y que ayudaría a acercar el fin de la guerra que ambos países se declararon hace casi ya 70 años.