Según la Asociación Estadounidense del Sueño, tener pesadillas puede ayudar al cerebro a procesar las experiencias intensas vividas a lo largo del día. También nos ayudan a lidiar con eventos perturbadores en la vida real.
Las pesadillas suelen producirse normalmente en el primer tercio de la noche. Esto es, si dormimos unas ocho horas, estos malos sueños aparecerán en las dos horas y media posteriores a dormirnos. Aunque el fenómeno es espontáneo, Los expertos creen que el estrés, la ansiedad o algunos fármacos pueden causar pesadillas. «Los medicamentos que causan con más frecuencia pesadillas son los destinados a tratar la hipertensión arterial», explican, pero también los psicofármacos, los remedios contra el Parkinson, las enfermedades neurodegenerativas o para el corazón. También los parches o las pastillas para dejar de fumar pueden provocarlos, así como el consumo de alcohol y drogas.
Cuando las pesadillas son muy recurrentes, normalmente se tratan por médicos o terapeutas. «La mayoría de pesadillas crónicas son causadas por problemas psicológicos, y para ello se debe consultar a un psicólogo o terapeuta», explica la Asociación Estadounidense del Sueño.
La clínica Mayo de Estados Unidos sostiene que la terapia de ensayo en imaginación es un tratamiento eficaz: «Consiste en cambiar el final de la pesadilla que recordás mientras estás despierto para que no sea amenazadora. Luego, le das un nuevo final en tu mente. Este enfoque puede reducir la frecuencia de las pesadillas», explican.