“La técnica del insecto estéril (TIE) propone esterilizar a través de radiación al insecto que se quiere controlar, en este caso los mosquitos machos. Así se biofabrican insectos en laboratorio a gran escala que luego se liberan en el campo donde copulan con las hembras pero no dejan descendencia, por lo que en sucesivas liberaciones se va disminuyendo la población de mosquitos”, explicó Mariana Malter Terrada, jefa de la División Aplicaciones Agronómicas del Centro Atómico Ezeiza de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
El trabajo empezó en la CNEA hace cuatro años con la capacitación del personal y la creación del Laboratorio de Control de Mosquitos que ya cuenta con colonias de Aedes aegypti de Posadas, Ezeiza, Santa Fe y Chaco. Marianela García Alba, investigadora a cargo del laboratorio, explicó que para el procedimiento en la CNEA utilizan la Planta de Irradiación Semiindustrial que posee fuentes de cobalto 60 que emiten radiación Gamma.
Se opta por irradiar al macho ya que la hembra es la que puede transmitir dengue, zika o chikungunya al picar. “Aunque se irradien esos mosquitos machos van a ser exactamente iguales al de campo, solo que su descendencia va a ser inviable. Si fueran hembras, al liberarlas van a ir a copular y a picar, y pueden producir el daño. En este caso, la hembra es la que pica y el macho no produce daño. Por ese motivo elegimos al sexo inerte”.
Al finalizar el proceso se libera a los mosquitos de laboratorio en un sitio piloto donde se toman muestras con ovitrampas ubicadas en casas para observar si hay una disminución del número de huevos colocados, si no eclosionan y si se reduce la población en las sucesivas liberaciones.
“En mosca de los frutos, que es lo más estudiado después de entre 15 y 20 liberaciones, se puede ver una reducción de la población significativa, de alrededor del 40%”, afirmó García Alba. La primera liberación será en 2020.