El domingo pasado se celebraron las elecciones presidenciales en Honduras, en el día de ayer, el Consejo Nacional Electoral (CNE) de ese país, comunicó que con un 42% de los votos escrutados, la candidata opositora de izquierda Xiomara Castro, del partido Libertad y Refundación (Libre), lideraba el recuento, logrando un 53,52% de los votos.
En segundo lugar se encuentra el candidato oficialista, Nasry Asfuraue Asfura, del Partido Nacional (PN), alcanzando el 33,95% y, más atrás, el aspirante del Partido Liberal, Yani Rosenthal, con 9,20%. Castro, quien hasta el momento encabeza el lento escrutinio, es esposa del derrocado presidente Manuel Zelaya (2006-2009) y se espera que sea la primera mujer en gobernar Honduras.
Sin embargo, ya el domingo a la noche, tanto Castro como Asfura, se habían declarado vencedores, muy a pesar de las órdenes que el CNE había dado a los partidos políticos de esperar los resultados oficiales. Sucede que, durante la campaña, el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional de Honduras, informó el asesinato de al menos 31 personas vinculadas a los comicios.
Esto hizo temer por posibles incidentes si una de las partes desconocía los resultados. Quien resulte ganador sustituirá al presidente Juan Orlando Hernández, del PN, quien gobernó por dos períodos consecutivos y culmina su mandato en medio de acusaciones de narcotráfico desde Estados Unidos.
El próximo presidente deberá asumir en un país golpeado por la violencia, el narcotráfico y dos huracanes que en 2020 arrasaron la nación. Además, el país ubicado en América Central, cuenta con indicadores sociales alarmantes, por ejemplo, el 59% de sus 10 millones de habitantes vive bajo la línea de pobreza.