Por Solange Levinton
Mario Segade, autor de «Diciembre 2001», el thriller político inspirado en los estallidos sociales que pusieron fin al gobierno de Fernando de la Rúa que se estrenará para Latinoamérica el año próximo por la plataforma Star+, resaltó que la posibilidad de que «alguien pueda decomisar tus ahorros quedó como trama perpetua de una película de terror».
«La crisis de 2001 marca un tiempo que me atraviesa y pararme como narrador, acopiando con frenesí todo lo posible y reciclarlo en términos de documento de ficción a 20 años, se transformó en un viaje sin final que aún continúa», reflexionó el autor de íconos televisivos como «Resistiré» y «Verdad consecuencia».
Basada en el libro «El palacio y la calle» del periodista Miguel Bonasso, la serie de seis episodios dirigida por Benjamín Ávila («Infancia Clandestina») estará protagonizada por Jean Pierre Noher (De la Rúa), Luis Luque (el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo), Luis Machín (el ministro de Economía Domingo Cavallo), César Troncoso (Eduardo Duhalde) y Fernán Mirás (vicepresidente Carlos «Chacho» Álvarez) entre otros.
«Acá no hay buenos ni malos: en términos de ficción es la historia real la que se encarga de desplegar esas arbitrariedades», apuntó Segade sobre los desafíos de un guion que, en su inventario de conflictos inspirados en hechos de público conocimiento, incluye la renuncia de un presidente, la muerte de decenas de argentinos por represión policial, una sociedad a la que le arrebataron sus ahorros y la sucesión de cinco presidentes en una semana.
La serie fue filmada en lugares históricos como la Casa Rosada y el Congreso de la Nación, pero también en otras locaciones como la Facultad de Derecho donde el 30 de agosto pasado se recreó la reunión en la sede de Cáritas donde, anticipándose al estallido social que sucedería después, los principales actores políticos, sociales y eclesiásticos de ese momento le reclamaron al entonces presidente la renuncia del ministro Domingo Cavallo y un cambio en el rumbo socioeconómico.
Ese día, tras un protocolo sanitario de hisopado rápido, cambio de barbijo, chequeo de temperatura y declaración jurada, la escena se recreó en el Decanato del entrepiso de la universidad ubicada sobre la avenida Figueroa Alcorta.
«Cáritas Comisión Nacional», anunciaba un cartel en el ingreso del Salón del consejo donde, a la espera del grito de «¡acción!» esperaban impactantes versiones de Raúl Alfonsín (Manuel Callau), Fernando de la Rúa y (Noher) y Duhalde (Troncoso) manipulando viejos celulares con tapita, que en 2001 resultaban un bien preciado para unos pocos.
Cuando comienza la escena, Noher (traje gris, camisa blanca, corbata bordeaux, pin en la solapa izquierda con una escarapela, andar cansino que recuerda al del expresidente) ingresa junto a Javier Catch (un asesor interpretado por Diego Cremonessi) a la reunión donde los nombres propios de la política de entonces lo esperaban reunidos alrededor de una gran mesa oval.
«Estamos a días de las fiestas y la gente quiere tranquilidad que el gobierno no le puede dar. La calle está alterada», le dice Duhalde mientras algunos de los presentes fuman (la prohibición de hacerlo en lugares cerrados llegaría 10 años después).
«Queremos que saque a Cavallo», agrega alguien y el Presidente contesta: «Son propuestas, no desconozco el descontento, por eso acá estamos tomando notas. Es algo que estamos tomando en cuenta. Agradezco haberme recibido, estos encuentros son imprescindibles, en estos días llega del FMI y eso ayudará».
Además de reproducir escenas emblemáticas, la serie también contará con material de archivo inédito de la trágica jornada del 19 de diciembre de 2001 proveniente de las cámaras de la Policía Federal Argentina, así como entrevistas en audio con testimonios reales de los protagonistas políticos de la época.
Para Segade, el desafío de contar una historia tan local para una plataforma con llegada global «fue de lo más interesante» que tuvo el proyecto: «Intentamos aquello de `pintar la aldea`, la crisis es singular pero no es desconocida por el resto de los países latinoamericanos que conviven con hechos de este tenor».
«Hace poco un grupo de personas intentó tomar el Capitolio de los Estados Unidos, la gran potencia mundial, y acá lo consumimos; ya se hará una ficción de eso, supongo. La singularidad es el show internacional, no hay fronteras», agregó el autor de «El Puntero».
Por último, consultado sobre cómo sobrevive ese momento bisagra de la historia argentina 20 años después, destacó que para él «resuenan las experiencias positivas de haber transitado ese tiempo, como el hecho de que nuestra joven democracia haya podido resolver, con aciertos y errores, crisis de esa envergadura, que en otros momentos históricos podrían haber significado el quiebre de la institucionalidad».