Tanto la Corte Suprema de Justicia de ese país como sectores de las Fuerzas Armadas mostraron esta semana una actitud respetuosa de la democracia y prometieron respetar la democracia sea cual sea el resultado electoral mientras que el presidente Jair Bolsonaro, que aspira a la reelección, calificara a la disputa política como una “guerra”. Por su parte, el ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, favorito para las elecciones de octubre, le restó importancia a Sérgio Moro, el ex juez que lo encarceló y ahora busca candidatearse a presidente, al considerarlo como una “figura insignificante” en la política.
De cara a las elecciones presidenciales que se celebrarán el próximo 2 de octubre, Lula brindó una entrevista en la que le preguntaron su opinión acerca del futuro de Moro, quien lo envió a la cárcel por causas que luego fueron desestimadas por tribunales superiores. “No creo que Moro tenga futuro en la política. Es una figura insignificante. Un dios de barro que fue construido para perjudicarme”, señaló Lula, líder del Partido de los Trabajadores (PT), y recordó que la Corte Suprema determinó que Moro no actuó de forma “imparcial” en uno de los juicios que afrontó y por el que estuvo casi 600 días en prisión.
Paralelamente, el presidente del Supremo Tribunal Federal de Brasil, Luix Fux, pidió “por la estabilidad y por la tolerancia” durante el año electoral y advirtió “no hay más espacio para acciones contra el régimen democrático y para la violencia contra las instituciones”, en su discurso de apertura del año judicial y en medio de la crisis de la alta Corte con Bolsonaro, que está siendo investigado en causas vinculadas a la desestabilización del sistema constitucional, por diseminar noticias falsas sobre fraudes electorales en 2018 y este año, y divulgación de documentos confidenciales.
En campaña, los discursos de Bolsonaro lejos de moderarse se han radicalizado hacia la derecha, algo que los analistas políticos consideran una estrategia para intentar polarizar y remontar la poca aprobación de su gobierno frente al 45% de intención de voto de Lula. En este sentido, el lunes pasado el presidente dijo que la campaña electoral era una “guerra” donde el “bando opuesto” -es decir, Lula- buscaba arrasar con la libertad de las empresas y de los brasileros en general.
En ese mismo acto, también le envió un mensaje a las Fuerzas Armadas, en el que les aseguró que la ex presidenta Dilma Rousseff, será la ministra de Defensa si Lula gana en octubre. Estos dichos parecen una respuesta al jefe de la Fuerza Aérea, Carlos Almeida Baptista Junior, que días antes declaró que desde la Fuerza respetarán la institucionalidad en caso de una victoria de Lula. Algo que asoma probable según las encuestas.