Cada vez más embarcaciones de gran tamaño están adoptando motores eléctricos, una transición que evita emisiones tóxicas y es beneficiosa para el ambiente. Sin embargo, aún existen desafíos importantes para la transformación en el transporte con barcos electrónicos.
Un ejemplo tangible es el ferri fluvial Mondorf, cerca de Bonn, que desde febrero de 2025 opera con motores eléctricos de 290 kW. Con un trayecto de unos dos minutos a través de 400 metros del río Rin, este ferri para automóviles funciona con una batería de 1000 kWh, equivalente a la capacidad de 14 autos eléctricos. La batería se recarga por las noches con electricidad renovable, necesitando alrededor de 600 kWh para 14 horas de operación diaria.
La modernización de naves existentes, como este ferri de 60 años, a menudo requiere subvenciones significativas; el Gobierno alemán financió la del Mondorf con hasta el 80%. Elmar Miebach-Oedekoven, director de Lux-Werft, señala que sin esta ayuda, los costos serían prohibitivos. A pesar del alto precio de la electricidad en Alemania, la propulsión eléctrica es «probablemente más barata a largo plazo» debido a que los motores eléctricos requieren menos mantenimiento que los diésel. Además, es más ecológica y segura, eliminando diésel inflamable a bordo y riesgos durante el repostaje. Lux-Werft ya ha convertido cerca de 20 embarcaciones de pasajeros a propulsión eléctrica.
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La tendencia hacia la propulsión eléctrica en ferris y barcos de pasajeros es clara en Alemania y a nivel mundial. Según datos de la red Maritime Battery Forum en Noruega, más de 1.000 de 109.000 barcos registrados globalmente ya usan propulsión eléctrica o híbrida, y hay más de 460 barcos eléctricos adicionales en construcción.
Noruega: líder en navegación eléctrica
Noruega se destaca como pionera en la navegación a batería, apoyando esta tecnología en diversos tipos de embarcaciones desde hace más de una década. El gobierno noruego busca reducir drásticamente las emisiones de CO2 del transporte marítimo para 2030 mediante subsidios y regulaciones, planeando incluso que los barcos en sus fiordos operen sin emisiones pronto. Actualmente, más de 80 de los 199 ferris para automóviles en Noruega ya funcionan con electricidad.
Propulsión híbrida: una solución para distancias largas
Para trayectos muy extensos, la capacidad de las baterías integradas aún es limitada. Por ello, algunos barcos eléctricos emplean propulsión híbrida, combinando motores eléctricos con motores de combustión que usan diésel, GNL o biodiésel.
Un ejemplo es el ferri híbrido Saint-Malo, operativo desde febrero de 2025 en el Canal de la Mancha. Con capacidad para 1.300 personas, 330 coches y 60 camiones, cubre 260 km en 4 a 6 horas. Su gran batería de 12.000 kWh se utiliza principalmente en navegación costera y maniobras portuarias para evitar emisiones y reducir el ruido en áreas sensibles.
El futuro global y los límites
El transporte marítimo contribuye con aproximadamente el 2,8% de las emisiones globales de CO₂. La transición a motores eléctricos puede reducir significativamente estas emisiones y mejorar la calidad del aire local. En trayectos cortos, los barcos a batería ya son competitivos económicamente. La demanda de soluciones híbridas y totalmente eléctricas crece, con pedidos que se han cuadruplicado entre 2019 y 2024, según Roger Holm de Wärtsilä Marine.
Sin embargo, la tecnología de baterías presenta limitaciones para rutas muy largas. Un estudio sugiere que, técnicamente, un portacontenedores eléctrico podría cubrir hasta 15.000 km, pero económicamente, las rutas transoceánicas viables sin emisiones se limitan a un máximo de 10.000 km. Esto significa que una travesía del Atlántico como Nueva York-Lisboa (~8.300 km) sería factible, pero una ruta mucho más larga como Shanghái-Venecia (~30.000 km) no sería posible sin paradas para recargar.
A pesar de los desafíos en las grandes distancias, el avance y la adopción de la propulsión eléctrica e híbrida señalan un futuro prometedor para una navegación más limpia.
Fuente: Gero Rueter para DW en español.