La industria editorial, desde la producción de libros hasta su distribución, es responsable de una considerable huella de carbono. La tala de árboles para la fabricación de papel, el consumo energético en las imprentas, y las emisiones derivadas del transporte contribuyen de manera significativa al cambio climático. En este contexto, algunas editoriales han comenzado a tomar medidas concretas para reducir su impacto ambiental y adaptarse a la necesidad de una industria más sostenible.
Marzo de 2025 marca un momento clave en la lucha contra la crisis climática, con la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero como una prioridad para diversas industrias. La editorial no es la excepción. Grandes compañías como Penguin Random House, Hachette y HarperCollins adoptaron compromisos de reducción de su huella de carbono, con el objetivo de alcanzar la neutralidad de emisiones hacia 2030. Sin embargo, el verdadero reto está en la cadena de suministro, que abarca desde la fabricación del papel hasta el transporte de los libros.
Federico Falcón, director ejecutivo de The Carbon Sink, consultora especializada en la gestión corporativa de carbono, explica que una gran parte de la huella de carbono del sector proviene de la producción de papel. Además, el consumo energético de las imprentas y oficinas, junto con las emisiones del transporte, también son factores cruciales a tener en cuenta. Ante este panorama, muchas editoriales comenzaron a exigir a sus proveedores la implementación de prácticas responsables con el medio ambiente.
Iniciativas locales y alternativas sostenibles en América Latina
La sostenibilidad también está ganando terreno en América Latina, con diversas editoriales trabajando para medir y reducir su huella de carbono. La editorial de educación infantil Laleliloluz, por ejemplo, ha comenzado a medir su impacto ambiental anual con el apoyo de The Carbon Sink, lo que le permite identificar las principales fuentes de emisión y establecer estrategias de reducción efectivas. Un caso similar es el del autor Carlos Beco, quien midió no solo las emisiones derivadas de la impresión de su libro De villanos a héroes, sino también aquellas generadas durante los viajes de investigación y el consumo energético de su producción. Para compensar su huella, Beco se unió al proyecto de conservación forestal «Corredor de los Cedros» en las Yungas de Jujuy, Argentina.
No obstante, los audiolibros también generan un impacto, aunque de distinta naturaleza. En este sentido, la editorial Reading U, especializada en este formato, decidió realizar un análisis exhaustivo de sus emisiones, que incluyó el consumo eléctrico en sus estudios de grabación y la transferencia de datos en plataformas digitales. Tras conocer su huella de carbono, Reading U optó por compensar sus emisiones a través del proyecto de conservación REDD+ Castañeros en la Amazonía peruana.
Acciones clave para reducir la huella de carbono
La transformación hacia una industria editorial más sostenible no solo depende de las grandes editoriales, sino que también es un desafío para el sector en su conjunto. En ese contexto, The Carbon Sink delineó cinco acciones clave para reducir la huella de carbono del sector:
- Uso de papel certificado y reciclado: Priorizar el suministro de papel de proveedores que cumplan con estándares ambientales, como FSC o PEFC.
- Optimización logística: Reducir las emisiones mediante el uso de rutas de transporte eficientes y sostenibles.
- Energías renovables: Invertir en energías renovables para las oficinas, imprentas y centros de distribución.
- Impresión bajo demanda: Minimizar el desperdicio y evitar la sobreproducción mediante el modelo de impresión bajo demanda, utilizado por empresas como Amazon y HP.
- Compensación de emisiones: Apoyar proyectos de captura de carbono certificados, como los de conservación forestal, para equilibrar las emisiones generadas.
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