En Estados Unidos, los robos de cables de recarga destinados a vehículos eléctricos están incrementándose, comprometiendo seriamente la infraestructura necesaria para estos automóviles en todo el país.
Los ladrones, aprovechando la falta de vigilancia en estacionamientos y zonas públicas, adoptaron tácticas rápidas y efectivas para cortar y llevarse los cables de cobre de estas estaciones.
El proceso de robo, que se completa en menos de 5 minutos, resulta en la inhabilitación inmediata de todas las estaciones afectadas, dejando a los usuarios sin opciones para cargar sus vehículos eléctricos. Esta situación puede llevar a costos adicionales, como el remolque del vehículo a otras ubicaciones de carga o la exposición prolongada a condiciones climáticas adversas.
El aumento en el precio del cobre en el último año, alcanzando los 5,20 dólares por libra (0,45 kilogramos), incentivó estos actos delictivos. Según estimaciones, cada cable robado puede representar ganancias de entre 15 y 20 dólares para los delincuentes.
Incidentes recientes registraron el robo simultáneo de hasta 18 cables en una sola ocasión, afectando gravemente la capacidad operativa de las estaciones de recarga, especialmente las destinadas a vehículos Tesla.
En Argentina, aunque la infraestructura de carga para vehículos eléctricos aún es limitada, la preocupación por la seguridad y el mantenimiento de estas instalaciones es creciente.
A medida que aumenta la adopción de vehículos eléctricos en el país, existe un interés emergente en proteger estas infraestructuras contra posibles actos de vandalismo y robos similares a los observados en Estados Unidos.