Una nueva especie de dinosaurio herbívoro de cuello largo del período Jurásico encontrado en la meseta central de Chubut permite «brindar respuestas sobre el período de calentamiento global volcánico», explicó el paleontólogo Diego Pol, quien lideró el equipo multidisciplinario que trabajó en el hallazgo.
El especialista del Conicet que ejerce en el Museo Egidio Feruglio de Trelew donde se analizó el cráneo encontrado junto con otras piezas en medio de un lecho volcánico, aseguró en diálogo con Télam que «hace unos 180 millones de años hubo una serie de eventos volcánicos de enorme magnitud que afectaron a gran parte del hemisferio sur».
«Ocurre que hasta ahora había sobre ese espacio de tiempo un gran vacío de conocimiento que comenzamos a llenar con este ejemplar encontrado», señaló el científico.
El trabajo fue publicado en la revista científica «Proceedings of Royal Society B» que adoptó la denominación de «Bagualia alba» con la que los investigadores locales habían bautizado a la nueva especie de saurópodo.
«Lo de Bagualia es porque fue encontrado en Cañadón Bagual y alba por amanecer, en referencia a la edad temprana de los yacimientos», explicó Pol.
El especialista detalló que «el cráneo estaba en muy buen estado de conservación y eso nos ayudó mucho para la investigación que es muy importante porque arroja luz sobre un período del que se tenía escaso conocimiento y que creemos crucial para la evolución de los dinosaurios».
Según los investigadores, hace 180 millones de años ocurrieron una serie de eventos volcánicos de enorme magnitud que afectaron a gran parte del hemisferio sur, en el que desaparecieron muchos hervíboros, de distinto tamaño y aptitud, pero no los saurópodos que sobrevivieron con la misma morfología del cuello largo aunque de distinto tamaño.
Para explicarlo, el propio Pol lo comparó con el «Titanosaurus» encontrado también en Chubut que «tenía un porte equivalente a 12 elefantes juntos, en tanto este sería como de 2. El primero con 40 metros de largo y 6 de altura y el Bagualia con 12 metros de largo y 3 y medio de altura».
«Aunque los dos tienen esa misma estructura de cuatro patas bien afirmadas en el suelo y el cuello largo que les permitió alimentarse de coníferas, algo que no pudieron hacer otras especies, y por eso sobrevivieron», reveló.
Por los depósitos de material volcánico en el que fue encontrado el último cráneo y esqueleto, se estima que Bagualia vivió hace 179 millones de años, justo después de estas grandes erupciones volcánicas y son el registro más antiguo de una fauna de herbívoros dominada por saurópodos.
Cañadón «Bagual» es una formación ubicada en proximidades del actual curso del río Chubut, entre Cerro Condor y Paso del Sapo, en plena meseta chubutense, 400 kilómetros al noroeste de Rawson, la capital provincial.
«Los saurópodos no solo eran herbívoros gigantes, de más de 10 toneladas que excedieron en tamaño a cualquier otro animal terrestre, sino que fueron los herbívoros más exitosos durante más de 100 millones de años, es decir durante los períodos Jurásico y Cretácico», de acuerdo al trabajo publicado.
Lo más sorprendente de su éxito es que durante todo este tiempo cambiaron muy poco su aspecto corporal lo cual es bastante atípico en el proceso evolutivo en el cual es complejo ser exitoso, durante tanto tiempo, y sin cambiar demasiado.
«Los saurópodos, cuando aparecieron, no fueron automáticamente los herbívoros dominantes de nuestro planeta, sino que fueron poco comunes y coexistieron por más de 30 millones de años con muchas otras especies de herbívoros de tamaño menor, algunas eran bípedas y tenían dientes mucho más delicados que los de los saurópodos», describió Pol.
En tanto, en algún momento del período Jurásico la situación cambió completamente «porque algo se modifica en los ecosistemas y los saurópodos pasan a ser los herbívoros más numerosos, diversos y exitosos en todos los continentes, a diferencia de otras especies de herbívoros menores que desaparecen», enumeró Pol.
Uno de los mayores problemas para responder esta incógnita era la falta de fósiles del momento en que ocurrió ese cambio, circunstancia que le da valor a «Bagualia alba».
El descubrimiento fue en 2008, pero los trabajos de campo comenzaron a realizarse en 2010 con excursiones al yacimiento, casi 3 años en el rescate del cráneo y cientos de huesos, al menos 5 años de laboratorio y luego la presentación ante el mundo científico que se coronó con la reciente publicación.