El pasado 7 de enero un estadounidense de 57 años se convirtió en la primera persona en ser sometida al trasplante de un órgano animal: su corazón fue reemplazado por el de un cerdo humanizado por 10 mutaciones genéticas para que no genere rechazo ni siga creciendo en el receptor.
Y mientras la comunidad médica internacional celebra este hito, en Argentina dos equipos de investigación de universidades públicas se aprestan a producir animales genéticamente modificados para que sus órganos sean aptos para trasplantes a humanos y los primeros porcinos de este tipo se obtendrían a finales de este año o en el trascurso de 2023.
Por otra parte, desde hace poco más de un año funciona una mesa de trabajo interministerial, intersectorial e interdisciplinaria sobre xenotrasplantes coordinada por Dalia Lewi -que actualmente ocupa el cargo de directora nacional de Bioeconomía del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca-; e integran representantes de otros organismos –como el INTA, Senasa, Conicet y la propia Anmat-, universidades y asociaciones científicas –como la Sociedad Argentina de Trasplantes-.
“Actualmente estamos conversando con Anmat para ver cómo se acoplan la normativa de este organismo respecto a productos biomédicos, con la normativa nuestra de bioseguridad para el manejo de los cerdos”, dijo Lewi al ser consultada, quien trabajó 27 años en el INTA investigando sobre Organismos Genéticamente Modificados (OGM).
Esta ingeniera agrónoma y doctora en ciencias biológicas explicó que la competencia de la dirección de Bioeconomía “llega hasta la producción del cerdo”, y posteriormente “la Anmat es la que tiene la competencia sobre la autorización de los productos biomédicos, que en este caso es un órgano de cerdo que va a terminar siendo un producto a utilizar para resolver un tema de salud”.
La idea es allanar el camino para que “en el momento que ya existan los cerdos modificados aptos para ser utilizados” para el trasplante de alguno o algunos de sus órganos a personas en lista de espera, no existan aspectos sin regular y que “la normativa esté aceitada de modo que no haya ningún inconveniente en su implementación y uso”, porque “una cosa es tener los cerdos y otra tener el apto de Anmat para poder utilizarlos” como parte de un tratamiento médico en humanos.
“Cuando yo llegué al Ministerio una de las cuestiones que planteé es que tenemos que acompañar con políticas públicas los desarrollos locales tanto en biotecnología como en los otros temas que se abordan en esta dirección nacional -como bioinsumos de uso agropecuarios, biomateriales, bioproductos, bioenergía-, para que tengan oportunidad”, dijo.
Esta conversación acercó el tema de xenotraplantes “y empezamos a investigar qué grupos están desarrollando animales genéticamente modificados” con este objetivo, teniendo en cuenta siempre que “nosotros desde el Ministerio sólo podemos intervenir en bioseguridad de OGM pero hay otros aspectos relacionados” a tener en cuenta para que el animal sea apto y su utilización viable.
“Entre esos aspectos que identificamos, además del de la bioseguridad que encarábamos nosotros, el del desarrollo científico tecnológico local -que ya habíamos visto que había al menos dos grupos investigando-, pero también el de la bioética -porque es un tema sumamente delicado-. Y luego el tema de la comunicación de todos estos avances, el de cuál debería ser el mejor mensaje, el más apropiado, para transmitir las posibilidades del uso de órganos genéticamente modificados para trasplantes”, afirmó.
La expectativa es que estos cuatro subgrupos lleven a cabo un “recorrido” suficiente como para “generar una buena base conceptual y sólida para hacer una propuesta más allá de esta mesa de coordinación”, que contribuya, por ejemplo a la elaboración de un completo marco legal para los xenotrasplantes.
“El andamiaje legal es todo un tema porque, salvo las regulatorias sobre la obtención y el manejo bioseguro de animales de OGM, no hay una ley de xenotrasplantes y es algo que estamos mirando para ver cómo debería encararse porque posiblemente haga falta una ley que contemple todos los aspectos”, dijo.
“La idea es poder ofrecer todo lo que estamos discutiendo y generando, poder ofrecerlo como base para que eso suceda y la expectativa de máxima es poder salvar vidas, disminuir esa lista de espera con nuevas tecnologías”, agregó.
En cuanto a la situación actual en materia de xenotrasplantes en la Argentina, Lewi la resumió en que, por un lado, “tenemos certeza que hay grupos de trabajo de investigación en la Argentina con avances importantes en la modificación genética de cerdos” y, por otro lado, “tenemos una regulación acorde para asegurar la bioseguridad del manejo de esos cerdos” a través de resoluciones “que van actualizándose conforme el avance científico va trayendo novedades”.
En el laboratorio de biotecnología Animal de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la UBA, el subgrupo de investigación dedicado a xenotrasplantes se propone lograr «en el transcurso de este año» un cerdo genéticamente alterado que «pueda ser apto para donar cualquier tipo de órgano o tejido porque todo el cuerpo estará modificado» al aplicarse la técnica denominada tijeras moleculares (CRISPR) apenas se unen óvulo y espermatozoide.
En tanto, un equipo de investigadores del laboratorio de biotecnología de la reproducción del Instituto de Investigaciones Biotecnología de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), está trabajando para obtener un cerdo con «siete mutaciones distintas», cuyos riñones y corazón serán aptos para ser trasplantados a humanos.
“Ellos están en un proceso de desarrollo científico tecnológico sumamente interesante, pero esas cosas llevan su tiempo. Hay que hacer un montón de evaluaciones para que finalmente se concrete la innovación”, señaló.
Lewi explicó que si bien en Estados Unidos se realizaron ya tres xenotrasplantes, los procedimientos se encuentran “en etapa experimental” y pudieron llevarse adelante por “autorizaciones de emergencia” de la Administración de Medicamentos y Alimentos de ese país que “también están trabajando con su normativa, a ver cómo la adaptan”.
“Nosotros a nivel regional entiendo que estamos muy adelantados con la edición génica y la modificación genética de animales, vinculado a que en Argentina la ciencia y la tecnología tienen una preponderancia muy importante, con recurso humanos que son de excelencia a nivel mundial”, destacó.