En una suerte de cumbre global, prominentes figuras de la ultraderecha internacional se congregaron en Washington durante la reciente celebración de la Convención de Acción Política Conservadora (CPAC). Este evento anual, que ha venido desarrollándose desde 2010, se erige como un punto de encuentro para destacados líderes de la extrema derecha a nivel mundial, contando con la participación de figuras influyentes que abogan por diversas posturas dentro de este espectro ideológico. La presencia de ilustres personajes en este foro fue notable, y entre los asistentes destacó la figura de Steve Bannon, antiguo asesor de Donald Trump, quien se sumó a la lista de participantes.
Patricia Bullrich, ya presente en Washington desde varios días atrás, se unió al evento, al igual que el presidente Javier Milei, cuya intervención se anticipaba como uno de los momentos destacados, aunque, finalmente, no terminó suscitando tanto entusiasmo (al igual que sucedió en el pasado Foro de Davos), y habló ante un salón vacío.
El discurso pronunciado por Milei abordó su perspectiva económica de la sociedad, marcando diferencias con otros líderes de la derecha. Aunque sus ideas no necesariamente se alinean con la corriente dominante en este sector, su enfoque en la «batalla cultural» contra la izquierda genera entusiasmo. Milei compartió, como ponente, con el ex presidente Donald Trump; el mencionado Bannon; el líder del partido español Vox, Santiago Abascal; y el dirigente del Partido de la Independencia del Reino Unido, Nigel Farage. Además, la lista de asistentes incluyó a la ex primera ministra británica Liz Truss, el vicegobernador republicano de Carolina del Norte, Mark Robinson. La CPAC 2024 se erigió así como un evento de relevancia internacional que reunió a voces influyentes de la ultraderecha, proporcionando un espacio para el intercambio de ideas y la consolidación de posturas dentro de este sector político.
Por supuesto, el “show principal” del evento fue el discurso del mismo Trump. Allí, en una intervención plagada de teorías conspirativas, el ex presidente se declaró a si mismo como un “orgulloso disidente político”. Luego, afirmó que su reelección sería el «día de liberación» para sus seguidores y el «día del juicio» para sus enemigos. Estas palabras, expresadas días después de comparar su situación legal con la del líder opositor ruso Alexey Navalny, representaron una clara escalada en su retórica. En su intervención ante una audiencia abarrotada en la CPAC, Trump afirmó: «De muchas maneras, estamos viviendo en el infierno en este momento, porque Joe Biden es una amenaza para la democracia. Me presento ante ustedes hoy, no sólo como su pasado y, espero, futuro presidente, sino como un orgulloso disidente político». Estas declaraciones cerraron un evento de cuatro días fuertemente influenciado por los elementos más conspirativos del movimiento de Trump, donde se acepta como verdad la narrativa revisada de los acontecimientos del 6 de enero de 2021 en el Capitolio.
Aunque Trump compartió una nueva definición de venganza política que no llegó a castigar a sus opositores, otros oradores en la CPAC abogaron por una lucha más exigente. Tom Fitton, presidente del grupo de defensa legal de derecha Judicial Watch, proclamó: «Si el régimen va a cambiar las reglas para que Trump sea procesado, (el ex presidente Barack) Obama debe ser procesado», generando cánticos de «Enciérrenlo» por parte de la audiencia. Mientras Trump abordaba la CPAC, los votantes en Carolina del Sur se dirigían a las urnas para las primarias presidenciales republicanas, donde se enfrentaba a la ex gobernadora del estado, Nikki Haley, en una lucha que se extendería hasta el Supermartes.
En un discurso envuelto en imágenes oscuras, Trump predijo una América distópica bajo un segundo mandato de Biden, sugiriendo apagones constantes, inflación rampante y decisiones de política exterior que llevarían a la «Tercera Guerra Mundial». En respuesta, la campaña de Biden calificó las declaraciones de Trump como «bizarras» y afirmó que son él y los republicanos quienes buscan restringir las libertades. La campaña de Biden, a través de su portavoz Ammar Moussa, señaló que Trump es un perdedor y que su presidencia provocó pérdida de empleos y restricciones a la libertad de decisión en la atención médica para las mujeres.
Las elecciones generales se perfilan como un enfrentamiento entre Trump y Biden, y en un giro retórico, Trump ofreció a sus seguidores la perspectiva de que votar por él sería un «boleto de regreso a la libertad». La campaña de Biden, por su parte, respondió destacando que son Trump y los republicanos quienes buscan limitar las libertades. Con este discurso, Trump consolidó su posición como una figura central en la política estadounidense y dejó entrever las líneas argumentativas que marcarán la próxima contienda electoral.
Lo cierto es que, por lo menos, con el diario de hoy, todo augura un regreso de Trump a la Casa Blanca. Esto marcará un claro retraimiento de los Estados Unidos y una política aún más proteccionista y arancelaria que la que ya tuvo durante su primer mandato. El mundo se convertirá, sin dudas, en un lugar mucho más complejo e impredecible de lo que es hoy.