Los ecos de los ataques terroristas de Hamas y la consecuente respuesta israelí no quedaron circunscriptos a la región de Medio Oriente. Por estos días los países de Europa se encuentran en máxima tensión por las manifestaciones a favor y en contra de Palestina, sumado a la situación identitaria y al temor de nuevos atentados por parte de extremistas. Algunos, como Francia, incluso han prohibido toda protesta pro Palestina, aunque esto no ha sido acatado por los manifestantes.
El ministro de Relaciones Exteriores del Reino Unido, James Cleverly, llegó a decir que Hamas quiere “una guerra entre el mundo musulmán y el resto del mundo”; aunque -en línea con Joe Biden- pidió a Israel que actúe con “moderación” en Gaza para “evitar víctimas civiles y palestinas” ya que sería funcional a Hamas, que busca “convertir esto en una guerra árabe-israelí más amplia”.
En las calles de Londres hubo una marcha masiva en favor de Palestina, autorizada por las autoridades pero supervisada por la policía británica, que prohibió muestras de apoyo a Hamás o a otros grupos extremistas, no hubo desmanes y todo se desarrolló de forma pacífica. En París, en cambio, el gobierno había prohibido la manifestación con la excusa de evitar «desórdenes públicos», pero de todas formas miles de franceses se concentraron el pasado jueves en apoyo a los palestinos. Finalmente, fueron dispersados de la Plaza de la República por la policía, que utilizó camiones hidrantes y gases lacrimógenos.
Al igual que en Londres y París, aunque de menor envergadura, también se llevaron adelante manifestaciones en otras capitales europeas, como Atenas y Roma.
Las posiciones oficiales respecto de la cuestión palestino-israelí también provocan divisiones dentro del seno de la Unión Europea. La alemana Ursula von der Lyen, actual presidenta de la Comisión Europea, se manifestó terminantemente a favor de Israel: «Somos amigos de Israel. Cuando los amigos son atacados, los apoyamos. Israel tiene el derecho y el deber de responder al acto de guerra de Hamás”. Von der Lyen incluso viajó inmediatamente a Israel, prometiendo ayudas mayores a Tel Aviv: «La UE triplicará su ayuda humanitaria para los civiles vulnerables en Gaza y la región en general. Redoblaremos esfuerzos para garantizar que este apoyo llegue a quienes lo necesitan”.
Por su parte, el español Josep Borrel, actual Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, y vicepresidente de la Comisión Europea, marcó sus diferencias con Von der Lyen: «Israel tiene derecho a defenderse, pero tiene que hacerlo respetando el derecho internacional y eso no siempre ha sido así”.
En la misma línea, y aportando más matices a la discusión, Borrel afirmó una obviedad que pareciera ser no tan obvia para otros líderes europeos actuales: “No todos los palestinos son terroristas”. Y se manifestó en contra de “suspender la ayuda humanitaria a Palestina” ya que sería contraproducente y “un regalo para Hamás”.
En lo que respecta a los presidentes, la opinión no es unánime. A pesar de que Francia prohibió las manifestaciones, Emmanuel Macron no quiere eliminar las ayudas a Palestina. Tampoco el canciller alemán Olaf Schölz ni el presidente español, Pedro Sánchez. El español fue incluso más allá y pidió reconocer tanto a los Estados de Israel como de Palestina, en línea con las resoluciones de Naciones Unidas para que “puedan coexistir en paz y con seguridad”. Para él, el conflicto «solamente va a ser resuelto cuando, como dicen Naciones Unidas y también las Cortes Generales, se reconozcan los dos Estados, Israel y Palestina, para que puedan coexistir en paz y con seguridad”. Históricamente, la UE tuvo esa posición como bloque, aunque ahora se muestren grietas, e incluso Sánchez sea criticado por otras autoridades por expresar esta postura.
También sucede que Von der Lyen, de la CDU alemana, aspira a ser reelegida en su cargo, por lo que puede haber un componente electoralista en sus declaraciones y su postura más “dura”. Borrel, por su parte, es socialista, y tiene una posición similar a la del presidente del Consejo Europeo, el liberal Charles Michel, al condenar de manera expresa los ataques terroristas de Hamas pero también al asegurar que la respuesta israelí no debe incluir ataques a civiles palestinos y tiene que ser respetuosa con el derecho internacional y las resoluciones de la ONU.
En este contexto de división y polarización interna, Europa teme que el accionar de Hamás se traslade al continente y que, nuevamente, el fantasma de los ataques terroristas permanentes en territorio de la UE vuelva a aparecer. En un escenario tan impredecible como complejo y volátil como el que sucede en Medio Oriente, los líderes europeos entienden que es cuestión de tiempo que los destellos de las bombas lleguen a su zona de influencia más cercana. Por eso Macron incluso se mostró dispuesto a mediar, como intentó hacer, sin éxito, en su momento por el conflicto en Ucrania.
A su vez, Kiev también muestra preocupación respecto de que, al comenzar una nueva guerra que atraiga la atención -y las ayudas económicas- de gran parte de Occidente, Ucrania quede relegada a un segundo plano aún más secundario del que viene teniendo en las últimas semanas. Lo que suceda de acá en más es incierto, y la incertidumbre se profundizará.