Vox, Milei, y la “derecha neopatriota”

Por Gonzalo Fiore 

Vox, Milei, y la “derecha neopatriota”

Vox fue creado por Santiago Abascal, José Antonio Ortega Lara e Iván Espinosa de los Monteros, entre otros. Vox se caracteriza por sus posturas políticas de derecha, su defensa de la unidad de España y su oposición al independentismo, así como por su posición crítica hacia el fenómeno del nacionalismo y la inmigración. El partido tuvo su origen en la desilusión de algunos miembros del Partido Popular (PP) con las políticas de este partido, considerando que no representaba adecuadamente sus valores y preocupaciones. Santiago Abascal, uno de los fundadores de Vox, había sido miembro del PP y decidió abandonar el partido en 2013, dando paso a la formación de Vox.

Desde su fundación, Vox ha experimentado un crecimiento significativo en términos de apoyo electoral. Ganó notoriedad especialmente en las elecciones generales de España en noviembre de 2019, donde obtuvo 52 escaños en el Congreso de los Diputados, convirtiéndose en la tercera fuerza política del país. Su ascenso ha tenido un impacto en el panorama político español, contribuyendo a un cambio en la dinámica de la política nacional.

Vox, como partido político, ha sido objeto de comparaciones y críticas en relación con el franquismo y, en particular, con algunas de las políticas autoritarias asociadas al régimen de Francisco Franco (que gobernó España desde 1939 hasta la muerte del dictador, en 1975). Sin embargo, es importante destacar que Vox se presenta a sí mismo como un partido democrático y defensor de los valores constitucionales de España.

Algunas de las comparaciones y críticas se centran en ciertas posturas de Vox que algunos consideran conservadoras, o vinculadas a la tradición española más conservadora. En ese sentido, Vox ha abogado por una mayor centralización del Estado español, manifestando su oposición a las aspiraciones independentistas en regiones como Cataluña y el País Vasco. Este planteamiento, que comparte similitudes con la política centralizadora del franquismo, refleja la postura de Vox en relación con la estructura y unidad del Estado. La firme defensa de la unidad de España y la oposición a los movimientos independentistas genera comparaciones con las políticas del régimen de Franco, que también reprimió el separatismo regional.

En el ámbito de la inmigración y el nacionalismo, es crucial destacar que existen diferencias significativas en los contextos históricos y las formas de expresión de ambas épocas, lo que sugiere la necesidad de un análisis más matizado para comprender la complejidad de las posturas. La etiqueta de «post-fascista» se utiliza a veces para describir partidos políticos que comparten algunas características con el fascismo histórico, pero que operan dentro de los marcos democráticos contemporáneos. En el caso de Vox, se han señalado algunas similitudes con posturas políticas consideradas tradicionalmente como de derecha autoritaria o nacionalista. Vox no busca restaurar la dictadura nacional-católica, sino más bien implementar algunos de sus valores dentro de un marco formalmente democrático. En términos de forma, se podría describir a Vox como un populismo atenuado, ya que su tradicionalismo lo lleva a expresarse en nombre de «España» o «los españoles», en lugar de utilizar el término «pueblo». Además, presenta un antagonismo entre una «España/los españoles» identificados con la Nación y la Constitución de 1978, y unas minorías (feminismo, secesionismo, multiculturalismo, «rojos») a las que percibe como atacantes que buscan destruir a España y su orden constitucional.

Vox tiene sus raíces en la tradición de la ultraderecha española, remontándose a los tiempos de la Falange. Jorge Buxade, eurodiputado de Vox desde 2019 y vicepresidente de Acción Política del partido en 2020, así como Francisco Ortega Smith, ex secretario general de Vox hasta 2022, provienen del entorno de la Falange. El componente falangista se vincula principalmente a la unidad territorial. No obstante, en el ámbito económico hay visiones encontradas: mientras que algunos se inclinan hacia un liberalismo más similar al del PP, otros abogan por volver a las raíces del falangismo económico. En Vox, el sector económico predominante está representado por Rocío Monasterio, quien sigue una tendencia ultraliberal. No obstante, Ortega Smith y Buxade adoptan abiertamente el ideario fascista, en consonancia con unos «valores católicos» supuestos y abstractos que comparten con el partido. Este sector adquirió mayor preponderancia, especialmente a partir de 2023.

Si Vox es parte de la denominada “derecha neopatriota”, no es posible afirmar lo mismo de Milei y los libertarios, que no tienen un anclaje concreto en las tradiciones políticas ultra nacionalistas argentinas e incluso rechazan el mismo concepto de Patria. No obstante, la dicotomía, a todas luces, anacrónica, entre “comunismo” y “libertad” impregna todo el discurso libertario.

En línea con el discurso antiglobalista de Donald Trump ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2019 respecto de que el futuro no pertenece a los globalistas sino a los patriotas y que no entregará la soberanía de Estados Unidos a burócratas globales que nadie elige y que no rinden cuentas, resulta el relevante discurso pronunciado por Abascal durante la presentación de una moción de censura (que no tuvo éxito) en 2020. En términos programáticos expresó la creciente presencia de fuerzas y movimientos patrióticos, que se oponen a la inacción frente a “oligarquías degeneradas”. En una dirección absolutamente diferente, en su primer discurso como presidente de Argentina, ante el Foro de Davos, Milei decidió decir lo contrario, al asegurar que el Estado nunca es la solución, sino un problema. En Milei no hay critica alguna al globalismo, sino más bien, al Estado que le pone freno al mercado. En el discurso mileista, los nazis, los fascistas, los comunistas, los socialdemócratas, los demócratas cristianos, entre otros sectores de la vida política, “son lo mismo”, ya que todos apuntan hacia un supuesto colectivismo y hacia el dirigismo estatal. En última instancia, se subraya la necesidad de comprender la complejidad de los movimientos políticos contemporáneos, trascendiendo las etiquetas superficiales y explorando las diversas facetas que componen la realidad.

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