Vuelve la izquierda a Guatemala

Por Gonzalo Fiore

Vuelve la izquierda a Guatemala

Bernardo Arévalo. Jacobo Arbenz.

Bernardo Arévalo, un hombre de izquierda que se presenta a sí mismo como el “candidato anticorrupción” y contrario a la política tradicional, arrasó este domingo con el 58% de los votos y se convertirá en el presidente más progresista del país desde la vuelta de la democracia, hace 40 años.

Arévalo, líder del partido Semilla, es el primer presidente abiertamente de izquierda desde el golpe de Estado que derrocó a Jacobo Arbenz, expulsado del poder de manera ilegal en 1954 (con la participación de la CIA y las empresas trasnacionales que operaban en Guatemala).

Arévalo derrotó a Sandra Torres, la ex primera dama, que volvió a perder por tercera vez consecutiva las presidenciales. Torres, de la UNE, alcanzó el 37% de los votos, quedando muy lejos del ganador de la jornada. La UNE es un partido que originalmente se declaraba socialdemócrata, pero que actualmente defiende posturas conservadoras, y que representaba la continuidad en el poder del gobierno actual, encabezado por Alejandro Giammatei, sumamente impopular entre los guatemaltecos.

En su primer discurso como presidente electo, Arévalo declaró que su gobierno será el de “una nueva primavera” y afirmó que, con su llegada al poder, se terminará la corrupción y los privilegios: “Lo que el pueblo grita es ‘basta ya de tanta corrupción’. Trabajaremos por garantizar instituciones que ganen su confianza. Esta victoria es del pueblo y ahora, unidos como pueblo de Guatemala, lucharemos contra la corrupción”.

La “primavera democrática” es como se conoce al gobierno de Arbenz: durante aquellos años se creó el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, se les dio autonomía a las universidades estatales y, por primera vez en la historia del país, se les otorgó el derecho al voto a los analfabetos y a las mujeres. Arbenz intentó una reforma agraria que tocó los intereses de empresas estadounidenses -como la United Fruit Company-, lo que provocó que Washington impulse un golpe de Estado en su comtra, en los albores de la Guerra Fría y en los años previos a la Revolución Cubana.

Arévalo nació en 1958 en Uruguay, ya que su familia se encontraba exiliada tras el golpe de Estado contra Arbenz. Durante su juventud vivió en distintos países, como México, Venezuela y Chile, hasta que regresó al país con la vuelta de la democracia en los años 80, e ingresó al Servicio Exterior de la Nación como diplomático de carrera. Su padre fue Juan José Arévalo, conocido como “el primer presidente democrático de Guatemala”. Electo en los primeros comicios libres del país, en 1944, doctor en Filosofía por la argentina Universidad de la Plata, y autodefinido como un “socialista espiritual”, impulsó una serie de reformas en favor de los más desfavorecidos inspiradas en el “New Deal” de Roosevelt.

Arévalo padre propició el ascenso de Arbenz a la presidencia, ya que fue su ministro de Defensa durante todo el gobierno, y se convirtió en su sucesor tras las elecciones de noviembre de 1950. Entonces, el ex presidente se convirtió en embajador itinerante, hasta partir al exilio tras el golpe de Estado.

Tras el derrocamiento de Arbenz comenzaría una guerra civil que dejaría más de 250.000 muertos, 50.000 desaparecidos, y decenas de miles de exiliados.

Algunos comparan las propuestas en materia de seguridad de Arévalo hijo con las del vecino presidente de El Salvador, Nayib Bukele; sin embargo, el guatemalteco dice que no hay que compararlas, y que sus políticas tendrán que ver con solucionar los problemas locales, con características propias. En ese sentido, implementará un plan con tres ejes, que implicará controlar los territorios, fortaleciendo a la Policía Nacional y al Ejército, controlar las cárceles, reduciendo el hacinamiento y evitando delitos desde adentro (como las extorsiones, los homicidios ordenados u otros delitos graves), y el uso de la inteligencia policial para evitar delitos y desbaratar las pandillas, el crimen organizado y las bandas criminales, un problema grave en todo Centroamérica.

A su vez, presentó un plan concreto para combatir la corrupción en el Estado y el lavado de activos, esto le ganó el apoyo de la amplia mayoría de guatemaltecos, al mismo tiempo que un abierto rechazo de la clase política tradicional y de los grandes empresarios, preocupados por su política económica.

La historia de Arévalo se encuentra íntimamente ligada a la de las luchas políticas de las últimas décadas en su país: “Guatemala se merece una nueva primavera, porque Guatemala se merece un futuro digno y para poder hacerlo hay que arrancarles las instituciones a esos corruptos”. La última primavera no terminó bien debido a la oposición violenta de los intereses económicos concentrados del país y sus apoyos extranjeros. Arévalo tiene el desafío inmenso de revertir décadas de corrupción, desigualdad, violencia y concentración económica. Por primera vez en 40 años aparece un presidente decidido a hacerlo, con el legado de su padre, de Arbenz, y de decenas de miles de luchadores sociales que dieron la vida por Guatemala. La historia lo respalda, aunque el futuro siga siendo tan incierto.

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