Querida comunidad de El Club de la Porota. En esta edición queremos invitarte a leer y reflexionar a partir de un texto tan provocador como necesario: “Las viejas y los viejos no son humanos”, de Mónica Ramos Toro y Francisco Gómez Nadal, publicado en el Dossier N° 34 (junio-noviembre 2025) de la Revista GIOJA, íntegramente dedicado a pensar El derecho de la vejez. Una publicación imprescindible, coordinada por la Dra. Isolina Dabove, que reúne más de 300 páginas de pensamiento crítico, intergeneracional y latinoamericano.
Desde El Club de la Porota sostenemos que las palabras no son neutras. Que la manera en que representamos la vejez condiciona prácticas, discursos, políticas y vínculos. Por eso elegimos acercarte este artículo que incomoda, cuestiona y, al mismo tiempo, abre caminos.
En su prólogo titulado “La importancia de dedicar un dossier sobre derecho de la vejez. Un análisis desde la teoría trialista del derecho”, Isolina Dabove no esquiva la contundencia del planteo inicial:
“En el marco de un orden mundial productivista, utilitarista, patriarcal y capitalista, la vejez no entra. No entra como categoría existencial ni como categoría jurídica. No entra en la lógica del deseo, ni en la política, ni en la economía. En definitiva, no entra en la categoría de humanidad.”
Ramos Toro y Gómez Nadal lo dicen sin rodeos:
“En el mundo del capital y el consumo, las personas viejas no cuentan. Son desecho, gasto, carga.”
El artículo denuncia que el sistema en que vivimos ha producido una exclusión estructural de la vejez, al punto de que esta etapa de la vida “carece de lugar en la imaginación política de lo común”. La vejez no se representa como parte deseable o constitutiva del tejido social, sino como un error, una falla que es necesario corregir o esconder.
“El cuerpo viejo es el cuerpo que sobra: que no produce, que no rinde, que no desea según las normas impuestas. Por eso, la vejez molesta. Por eso, se invisibiliza o se idealiza. Nunca se acepta como parte del ciclo vital.”
Los autores insisten en que esta deshumanización no es abstracta ni simbólica: tiene efectos concretos sobre las vidas, derechos y vínculos de millones de personas mayores. Y recuerdan que, en muchos casos, el único contacto del Estado con las personas viejas ocurre a través de la vigilancia médica o el asistencialismo de baja intensidad.
También señalan que el viejismo no actúa solo: se articula con el patriarcado, el racismo, el capacitismo y el colonialismo. Es decir, la exclusión de la vejez se multiplica en los cuerpos feminizados, empobrecidos, racializados o discapacitados.
“Una mujer vieja, pobre y racializada encarna el límite de la humanidad moderna. No es sujeto de deseo, ni de derechos, ni de futuro.”
El texto denuncia, además, que muchas veces la política institucional construye la vejez como un “problema de gestión”, negando su dimensión existencial y su potencia transformadora. Las personas mayores son reducidas a cifras, planes, porcentajes. No se las escucha, no se les reconoce agencia. Se habla de ellas sin ellas.
Sin embargo, el artículo también habilita un horizonte de posibilidad. Una ética del cuidado, de la comunidad, de la escucha. Un llamado a construir una mirada regenerativa (sí, regenerativa) de las vejeces.
“Necesitamos recuperar otras temporalidades, otras corporalidades, otras formas de sabiduría. Necesitamos escucharnos desde la vulnerabilidad, no desde la productividad.”
Y también:
“La vejez puede ser revolución. No porque sea joven, sino porque nos recuerda que el mundo no tiene que seguir siendo como es.”
Desde El Club de la Porota, este artículo nos resuena profundamente. Porque hablar de vejeces es transformar esa realidad que tanto deseamos interpelar. Porque transformar las narrativas no es solo una cuestión estética o cultural, sino un acto profundamente político. Y porque elegimos asumir un compromiso con las narrativas regenerativas. (Quédense con esto. Iremos desandando ese concepto en futuras entregas).
Celebramos que este Dossier N° 34 de GIOJA exista. Que articule teoría jurídica, crítica social y palabra encarnada. Que abra preguntas, que incomode, que provoque. Y que, sobre todo, devuelva a las vejeces su densidad humana, su diversidad, su derecho a ser contadas desde otro lugar.
Porque si algo nos deja este texto, es una pregunta que no deberíamos dejar de hacernos:
¿Qué humanidad estamos dispuestas a reconocer?
Fuente: Revista GIOJA, Dossier N° 34 (junio-noviembre 2025), “Vejez: una construcción social de género”. Coordinación: Dra. Isolina Dabove. Artículo: “Las viejas y los viejos no son humanos”, de Mónica Ramos Toro y Francisco Gómez Nadal.
Las imágenes que ilustran esta nota forman parte del concurso provincial “Una provincia, muchas vejeces” (2024), una iniciativa del Ministerio de Desarrollo Humano y la Agencia Córdoba Cultura.
Hackear el viejismo, sembrar comunidad:
Reflexiones y resonancias de la GeroMasterclass 2025
El viernes 4 y sábado 5 de julio vivimos una nueva edición de la GeroMasterclass Intensiva, organizada por nosotros (ja!) El Club de la Porota, bajo el lema “Narrativas intergeneracionales y cultura de la longevidad”. Dos encuentros virtuales para desarmar prejuicios, abrir sentidos y habitar nuevas formas de nombrar, cuidar y vivir la vejez.
“Creo que el deseo es lo que moviliza a pensar a la vejez desde otra perspectiva. Y hacerlo de manera intergeneracional nos permite sembrar semillas.”, aseguró una de las personas que participó de la Geromasterclass.
Durante los dos días de encuentros virtuales compartimos ideas, sentires y herramientas para hackear el viejismo desde el autocuidado, la comunicación y la escucha activa. El resultado fue una experiencia regenerativa, afectiva y transformadora, como lo relatan quienes participaron:
“El encuentro fue muy enriquecedor. Cada participante sumó desde sus saberes y vivencias. Me quedo con muchas ideas clave que quiero seguir cultivando…”
- La vejez no es un punto de llegada, es una etapa más del camino.
- Cuidar la vida en cada etapa es un acto de dignidad.
- Resignificarnos, sin mandatos. Habitar el presente con orgullo.
- Somos lo que nos narramos. Narrarnos desde el deseo y no desde la carencia.
- La flexibilidad –física, emocional, mental– nos protege. Si no somos flexibles, nos quebramos.
- Toda resistencia al cambio es energía que le quitamos a la transformación.
- Conectar con el otro tiende puentes. Hablar en comunidad nos nutre.
- No hay edad para transformar la realidad. Todos somos agentes de cambio.
Las palabras de agradecimiento también se multiplican:
- “Gracias Sol, María José y Eli por este espacio de escucha, de comunidad, de regalar porque sí.”
- “Disfruté mucho el encuentro. Se tocó todo con respeto y amorosidad.”
- “Sería hermoso llevar esta propuesta a los territorios, habilitar más participación, y pensar cómo sembrar clubes de la Porota en otras provincias.”
La buena noticia: en septiembre y noviembre reeditaremos esta experiencia. Porque como creemos desde El Club de la Porota: narrar otras vejeces también es transformar el mundo.