La vida es cada mañana

Club de la Porota

La vida es cada mañana

En el 2020 y 2021 impulsamos (gracias a la confianza en nuestro trabajo, de la Fundación Navarro Viola) la iniciativa VOCES MAYORES. El objetivo fue (y sigue siendo) visibilizar las vejeces reales, darle voz, y sobre todo hackear las ideas, representaciones, prejuicios que tenemos asociados a la vejez y a las vejeces. Ustedes saben de lo que hablo queridos y queridas envejecientes.

No basta sólo con expresar una y otra vez la importancia de mirar y asimilar el proceso de envejecimiento desde un paradigma diferente al que nos trajo hasta aquí sino que también debemos pensar estrategias para que las personas mayores del presente; ¡sí! vos, ella, yo, él, nosotros, todos y todas, nos animemos a ocupar espacios que, creemos, no nos pertenecen. Interpelar nuestras propias narrativas, y animarnos a mostrarnos tal cual somos.

Callar esas voces internas que nos relegan a la periferia del mundo, que nos hacen creer que “a esta edad…” ya no podemos y comprender que: envejecer es un arte, que requiere de grandes dosis de flexibilidad, no para resignarnos ante las pérdidas o un pasado que ya no volverá sino para encontrar en este presente ¡que también nos pertenece! proyectos y nuevas posibilidades. La vida no comprende de edades sino más bien de pasiones, deseos y un profundo anhelo por legar nuestra luz.

Por eso hoy El Club de la Porota desea compartirles alguna de todas esas VOCES MAYORES que tan bien nos hizo encontrar y visibilizar en aquellos años de encierro y pandemia. No todo fue tan malo, no todo fue tan terrible. Aprendimos mucho en esos tiempos inciertos. Y por eso elegimos el mensaje que nos compartió Norma Sipis, de Banfield, Provincia de Buenos Aires, allá por el 2020 cuando aún tenía 80 años. Por supuesto, las tramas cambiaron, los contextos son otros. Sin embargo, las palabras de Norma, ¡seguro! te resonarán porque tal como lo expresa: la vida (más allá de sus contingencias) es cada mañana.

Porota.

¡Esto también pasará!

Siempre escuché que la vejez era una etapa triste. Pero yo la estoy transitando, ya hace mucho, ¡tengo 80 años! (hoy 83 años) Soy optimista y positiva, sin dejar de ser realista, estas características me dan la posibilidad, frente a las adversidades de tener recursos de resiliencia, encuentro la manera de sortearlas lo mejor posible. Sin embargo, soy bastante más débil cuando algo le ocurre a mis seres queridos, ahí me bajan las defensas, me angustio y sufro, pero les transmito coraje, les digo: ¡esto también pasará!

Ahora, con esta situación de aislamiento, la ausencia de abrazos, el cambio de hábitos, ponen a prueba nuestras energías para no decaer. Gracias a los avances de la tecnología nos mantenemos comunicados. Los que tenemos el hábito de la lectura, estamos agradecidos de tener ahora más tiempo para hacerlo, tener este placer y otros que antes postergamos. El aislamiento tiene sus ventajas. En lo personal me dio tiempo para reencontrarme y tomar decisiones largamente postergadas. Trabajé cincuenta y ocho años, me retiré en marzo, logré encontrarme más conmigo misma, hacer proyectos dentro de mis posibilidades.

Vivo con Edgardo en la misma casa desde que nos casamos hace 61 años. Él hace un programa de radio que ahora emite por internet. Tenemos dos hijas casadas y cinco nietos. Todos ellos se ocupan de que estemos bien. Nuestra fortuna se agranda siendo queridos por muchos sobrinos que nos participan de momentos de encuentros y alegría.

No suelo mirar para atrás, la vida es hoy, ¡es cada mañana!

Le doy valor a todas las experiencias, siempre dispuesta a aprender.

¡Agradezco a la vida tener a la gente que me rodea!

Al final, la vejez no es una etapa triste. Para mí es una etapa de nuevas experiencias. Ojalá todos aprendamos a disfrutar de ellas.

Norma Sipis, Banfield, Buenos Aires

Gracias por tu compañía. Hasta siempre Liliana Levín

Mensaje de texto de Liliana Levín (2020): “Hola, Porota. Mirá lo que nos toca transitar. ¿Cómo hacer un garabato de sonrisas? ¿Cómo no estar habitada de zozobras, por aquellos que si no trabajan un día, no comen? Admiro tu espíritu, tu fuerza para hacer frente a este aislamiento humano. Sí, los libros, la escritura siempre en auxilio. Sanación. También vivo metida en mi, reflexionando, aunque no vivamos esta pandemia.

¿Pandemia de caída de valores? Me pregunto, ¿qué querrá decirnos Dios?, ¿qué es lo que no estamos escuchando?, ¿hacia dónde vamos, dándole la espalda a quien necesita asistencia para ese aliento que llamo alma?, ¿tan difícil es abrir las manos como nido, para la entrega sin migajas, sin rajaduras, sin goteras? Porota… ¿será un llamamiento?, ¿será un nuevo aprendizaje para quienes piensan que la soledad es solo sabia compañera de los viejos? Porota, no es que ahora reflexione. Hablé con la soledad, de esta terca soledad. ¡Qué paradoja! Es una presencia en mis palabras. La tomo de la mano en uno de mis poemas inéditos.

Escribo en interrogación retórica. Me pregunto: ¿la soledad se hereda? No. Siempre pensé que la soledad es propia de la existencia humana, que hay en el adentro, un espacio, un vacío que no lo llena nadie, tengamos vínculos o no. Porota, a vos puedo contarte lo que vivo, lo que siento. Con vos, puedo compartir que una ex alumna me ayuda con las compras, que es una luz encendida, una luz intacta, flameando desde la primera vez que me miró en el aula queriendo tragarse mis palabras. Después de mucho tiempo sin saber nada de ella, la vida volvió a encontrarnos. Dios decidió el mismo camino para ambas. Estudia, trabaja, es madre, lee, escribe, siente. Es sensiblemente profunda. Me reinvento en ese espejo. Porota, gracias por escucharme, gracias por tus sugerencias, gracias por tu compañía entera siempre. Cuidarse, rezar, necesitamos más humanidad. Necesitamos más bocas floreciendo. Aquí el abrazo permitido, abrazo a la distancia. Abrazo definitivo. Gracias”.

Liliana Levín, poetisa cordobesa

Liliana Levín fue una gran amiga de El Club de la Porota. En diversas oportunidades difundimos sus libros de poesías, compartimos su pluma y divulgamos sus presentaciones literarias. Lila, como la conocimos sus amigos y amigas, murió en noviembre del 2023 luego de atravesar una repentina e inesperada enfermedad. Lila fue de esas personas que acompañó nuestro trabajo con calidez; palabras de aliento y amor.

En esta oportunidad queremos recordarla, honrar su legado, con el texto que supo enviarle a Porota, en el contexto de pandemia y por whatsapp. No son palabras cualquiera, son caricias que preguntan con suavidad, que expresan certezas y dudas sin solaparse. Es esa Liliana que conocimos, la que pintaba con palabras reflexiones que jamás morirán. Ella se fue de viaje pero también se quedó aquí. Gracias Ruth Liliana Levín. Te debía el nombre completo. Hasta pronto.

Porota.

 

Porota sos vos, soy yo, somos todas las personas envejecientes

www.elclubdelaporota.com.ar

Si querés recibir información, reflexiones y/o material de divulgación en tu celular escribinos al 351 153062752

Encontranos también en Instagram, YouTube, Spotify y Facebook como @elclubdelaporota

Salir de la versión móvil