Emilia
Son muy conmovedores los casos de bebitas y bebitos fallecidos por maltrato y por el “síndrome del niño sacudido”.Simplemente porque no hay manera racional de entender ni aceptar que la víctima de un homicidio sea alguien tan pequeño e indefenso, que sólo puede usar su llanto para pedir comida o para expresar algún dolor como los insoportables cólicos.
El pasado viernes, concluyó en San Francisco el segundo juicio con jurados populares a Cristian Quevedo de 36 años, y a su ex pareja Miriam Gómez de 40. Ambos estaban acusados por la muerte de su bebita Emilia de sólo 45 días de vida. El hecho sucedió en el año 2020 en San Marcos Sud (pueblo ubicado en el sudeste provincial y a 220 kilómetros de nuestra ciudad). Quevedo y Gómez ya habían sido juzgados en Bell Ville en el 2022, resultando solamente condenado Quevedo pero a 4 años y 6 meses de prisión por homicidio culposo. La madre de la pequeña había sido absuelta por unanimidad. Sin embargo, esta sentencia fue apelada, y el Superior Tribunal dispuso la realización de un nuevo juicio. En este segundo proceso, Quevedo fue condenado a prisión perpetua al ser hallado culpable de golpear, sacudir intencionalmente y provocar la muerte de su hijita. La madre en tanto, también fue condenada a 7 años por ser considerada participe necesaria de los hechos. Por lo pronto no irá a prisión todavía ya que su defensora solicitó que sea de cumplimiento domiciliario. Quevedo y Gómez también tienen una hija de 7 años de edad.
En lo personal estoy convencido que la mayoría de estos casos se pueden prevenir con un tejido social más fuerte, con mayor inclusión social, laboral y económica, con más y mejor educación y con un Estado que identifique a los bebitos en riesgo para protegerlos y cuidarlos de eventualidades como ser hijos de padres asesinos. Lamentablemente por estos tiempos, nadie pareciera querer ocuparse de estas cuestiones. Así murió Emilia.
¿Indetectables?
La institución policial en Córdoba (y en el resto del país, así como las demás fuerzas de seguridad), no han tenido la mejor performance al cabo de 42 años de Democracia, y todavía llevan enquistadas algunas prácticas horrendas heredadas de la policía genocida de la dictadura y del D-2, a pesar de la renovación generacional que todavía deja bastante que desear, sobre todo en la formación de los efectivos, y en la concientización de lo que significa cuidar y proteger a los ciudadanos.
El próximo lunes 3 de noviembre, comenzará en Río Cuarto el juicio al oficial subinspector Daniel Heredia Nas, acusado de abusar sexualmente de algunas mujeres detenidas en la alcaidía policial, bajo los cargos de abuso sexual gravemente ultrajante y con acceso carnal agravado por la condición de funcionario público. También serán juzgados otros dos policías pero por un presunto caso de torturas y tormentos. Se trata del sargento primero Marcos Meneses y de la cabo Cynthia Estrada.
En el caso de Heredia Nas, los hechos más importantes ocurrieron entre los años 2023 y 2024. Una de las víctimas fue una mujer embarazada de cuatro meses, quien sufrió tocamientos y fue obligada por el imputado a practicarle sexo oral. Otra de las víctimas fue extorsionada para poder ver a sus familiares, a cambio de manoseos y de una relación con acceso carnal. Aparentemente, este abusador hizo lo mismo con al menos otras dos detenidas quienes pretendían hablar telefónicamente con sus hijos. Finalmente en otro caso, consumó un abuso a una presa esposada en el interior de una oficina. La prueba es muy importante y no se descarta que otras mujeres hayan sufrido abusos por parte de este energúmeno, y que por diferentes razones no se animaron a denunciarlo. De todos modos, Heredia Nas seguirá detenido ya que podría recibir una condena de varios años de prisión.
Por supuesto que es totalmente inconcebible que un policía abuse de detenidas, por eso nos hacemos las mismas preguntas de siempre, y sobre tantos policías involucrados en casos de gatillo fácil y de corrupción. También es verdad que a veces no es fácil identificar a los perversos. Ahora bien, en la Escuela de Policía y en los controles posteriores, estos aspirantes que logran ser admitidos para formar parte de la Fuerza… ¿Son realmente indetectables?









