La opinión pública mayoritaria percibe, históricamente, que “la Ley no es pareja para todos y que no todos somos iguales ante la Ley”. Muchos poderosos e influyentes suelen gozar de ventajas que el resto ni por asomo tiene, posiblemente por cuestiones de clase social, económica o política. Indulgencias y contemplaciones inaceptables en un Poder Judicial que pretenda ser y parecer justo, independiente e imparcial.
En febrero o marzo del próximo año comenzaría el juicio al ex legislador Oscar González por la Tragedia de las Altas Cumbres, un nefasto hecho del que se cumplieron dos años el pasado martes. Será un juicio unipersonal a cargo del camarista Santiago Camogli (ex defensor oficial), y con la fiscal Analía Gallarato en la acusación (la misma que instruyó la causa) ya que el fiscal Sergio Cuello se apartó por ser familiar del imputado. O sea que, por tratarse de un hecho presuntamente culposo, un solo juez tendrá la responsabilidad de conducir el proceso y resolver el veredicto (a pesar de que muchos otros juicios por siniestros viales se hicieron con el tribunal completo), y con una fiscal que como mucho intentará sostener la imputación que ya dispuso durante la investigación, mientras desde la querella insisten que el hecho fue doloso y no culposo.
Recordemos que aquella tarde, González, de profusas relaciones en Traslasierra y también con funcionarios judiciales, conducía una camioneta BMW X1 que el Superior Tribunal le había dado en guarda para su tarea legislativa, y con la que chocó de frente y provocó la muerte de la docente Alejandra Bengoa, además de heridas graves a su hija Marina y su amiga Alexa, quienes salvaron milagrosamente sus vidas pero sufriendo importantes secuelas.
Lo cierto es que Oscar González, imputado por homicidio culposo agravado y lesiones culposas agravadas, en principio, tendría razones para ser optimista ya que por el tipo de delito que se le reprocha no deberá enfrentar a jurados populares, y ni siquiera a tribunal integrado en pleno; además, la fiscal Gallarato ya rechazó en su momento la aplicación del dolo eventual. Podríamos pensar entonces que sus defensores Miguel Ortiz Pellegrini y Leandro Ortiz Morán pedirán una probation con alguna reparación, o eventualmente, si entrar al juicio se vuelve inevitable, una condena de cumplimiento condicional. Por supuesto, todo muy lejos de las expectativas de las víctimas y sus familiares. ¡¡¡Ah!!!… un último dato: a pesar de lo trágico del hecho, Oscar González jamás estuvo detenido… ni siquiera cinco minutos!