Grandes películas en la Competencia Internacional de Mar del Plata

Algunas películas de la 35 edición del Festival Internacional de Mar del Plata. Por Martín Iparraguirre

Grandes películas en la Competencia Internacional de Mar del Plata

El frío helado del mundo virtual no le hace justicia al Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, que consigue sostener el fervor cinéfilo que lo distingue a fuerza de una programación con mucho trabajo detrás en un año donde la producción mundial de cine estuvo en gran parte paralizada. Cualquier espectador que pase por su plataforma podrá acceder a una variedad de propuestas tan amplia que difícilmente resulte indiferente a los placeres y las posibilidades que el séptimo arte tiene para ofrecer, en momentos donde su potencia reparadora cobra doble relevancia ante la tristeza colectiva que generó la muerte de Diego Maradona. A la amplia oferta de películas, se suman los diálogos con sus propias directoras y directores o las Charlas con Maestros” que, todos los días a las 18, ofrece en vivo el festival por su canal de Youtube  (MarFilmFestival), por donde ya pasaron figuras como los norteamericanos Walter Hill, Miranda July o el animador Glen Keane, el catalán Albert Serra o el colombiano Andrés Duque. Hoy será el turno de la portuguesa Rita Azevedo Gomes, un verdadero privilegio para quienes entienden al cine como una forma poética de relacionarse con el mundo. Todas las actividades pueden revivirse además en el canal del festival. La 35 edición del encuentro marplatense mantiene su nivel clásico de exigencia y deja ya una certeza: la pandemia que frenó al mundo no pudo con el cine.

Por lo demás, basta asomarse a la Competencia Internacional del encuentro para confirmar la heterogeneidad que caracteriza a Mar del Plata. De la singularísima mezcla de inocencia, ironía y delirio propia del japonés Sion Sono en «Red Post on Escher Street» –que ayer ya salió de cartelera–, se puede pasar al retrato sutil de la intimidad de una familia de clase media en la surcoreana Moving on”, ópera prima de la realizadora Yoon Dan-bi, o al reencuentro reflexivo con el pasado personal del argentino Nicolás Prividera en Adiós a la memoria”, último opus del realizador de M” (2007) y Tierra de los padres” (2011), que el miércoles se estrenó en la sección.

Esta variedad de propuestas no reniega de una línea editorial del encuentro, que se detecta en ciertos puentes que se pueden establecer entre las películas de las distintas secciones. Si hablamos de la competencia principal, la reflexión sobre los lazos familiares hermana por ejemplo a Moving on” y Adiós a la memoria”, películas que sin embargo no podrían ser más disímiles en términos estéticos y narrativos. La ópera prima de Yoon Dan-bi es un retrato amable y sutilmente conmovedor sobre la dinámica íntima de una familia sumida en una crisis imperceptible, que atraviesa silenciosamente a sus miembros. Al inicio, el padre del grupo familiar se muda junto a sus dos hijos, la preadolescente Okju y su hermano menor Doonjo, a la casa de su propio progenitor, más amplia y reconfortante que la suya, porque éste ha sufrido un problema de salud. La ausencia de la esposa abre una incógnita que se irá develando paulatinamente, aunque al grupo se sumará pronto la tía de los chicos, también en crisis con su pareja. Desde la mirada de los más pequeños, la directora presentará paulatinamente los conflictos de cada miembro de la familia, que no son nada extravagantes y hasta se diría universales: desde las restricciones  económicas que vive el padre en un tiempo de crisis, el despertar amoroso que se asoma en Okju mientras procesa el abandono de su madre, el fin del sueño romántico de la tía en su matrimonio, la avanzada edad del abuelo, la inconciencia del niño. Siempre medida en su tono, con planos amplios que registran la comedia humana que viven sus protagonistas a cierta distancia pero con un cariño que se refleja en la belleza de su puesta en escena, la directora irá desplegando las formas en que cada quién intentará afrontar sus dramas con la familia como un endeble refugio, pues no termina de asumir su crisis y por momentos puede funcionar más como una carga para sus miembros. Plena de humanidad, sin caer nunca en la cursilería, la película ofrece momentos de auténtica emotividad en un retrato que nunca cede a la idealización de la institución social que aborda, aunque tampoco deje de mirarla con afecto.

Como en todas las películas del director, la historia familiar se cruza con la Historia política en mayúsculas en Adiós a la memoria”, donde Prividera revisa la vida de su padre Héctor, modificada irremediablemente por la desaparición de su esposa Marta Sierra –madre del director– en la última dictadura militar argentina. Ensayo sobre la memoria como indica ya su título, el disparador de la película es un hecho tan triste como significativo para el director: los olvidos que sufre su padre a causa de la enfermedad de Alzheimer. Claro que en vez de circunscribirlo a un drama personal como haría cualquier persona, Prividera lo utiliza como trampolín para revisar no sólo la relación con su padre y la forma en que procesó la desaparición de su madre, sino también la propia historia Argentina, sus formas de memoria o de olvidos, el neoliberalismo, las relaciones entre las clases sociales y la ilusión siempre latente de un cambio social. Todo, atravesado por una reflexión sobre el estatuto de la imagen como documento histórico, como reservorio acaso perecedero de un tiempo que se esfuma en el aire tan pronto como el hombre intenta olvidar aquello que lo hiere.

El mecanismo narrativo del filme parte de la lucidez del director para interpretar una experiencia histórica en la dimensión más íntima de su familia, representada en este caso por las filmaciones caseras de su padre, entre otros archivos, donde Prividera puede leer tanto el trauma que llevó a su progenitor a aislarse del mundo en pos de un olvido imposible, que sólo llegaría con la enfermedad, como el síntoma de un país que no se anima a verse de frente a sí mismo, condenado a repetir cíclicamente sus tragedias. Con el auxilio de un conjunto de pensadores que proyectan sus reflexiones a un terreno universal, Adiós a la memoria” es testimonio de toda una línea de películas que se encuentran en el Festival de Mar del Plata, como la ya comentada Esquirlas” o «Como el cielo después de llover», de Mercedes Gaviria, que utilizan la memoria personal resguardada en videos familiares para pensar nuestra historia colectiva desde la más viva y ardiente intimidad, con una potencia que sólo el cine puede lograr.

Pero si de memoria se trata, acaso las cartas sigan siendo aún hoy su soporte más confiable, en tiempos donde la fugacidad de la imagen digital amenaza con potenciar notablemente su fragilidad. El mediometraje Correspondencia”, de la chilena Dominga Sotomayor y la española Carla Simón, es otro ensayo hermoso que piensa la vida familiar en un contexto histórico preciso, donde los acontecimientos que sacuden a una sociedad repercuten directamente en las perspectivas de vida y la estabilidad emocional de sus miembros. Filmada en forma de una conversación epistolar entre las jóvenes cineastas, donde ambas reflexionan sobre sus familias, la maternidad, los mandatos sociales y el cine mientras van tejiendo un nuevo vínculo afectivo; la película constituye un tratado amoroso sobre la condición de la mujer en nuestros días, con imágenes de archivos familiares o de la propia cotidianeidad de las directoras que se van cruzando amablemente como epístolas lúcidas hasta que la historia irrumpe con la furia que la caracteriza: el estallido social de octubre de 2019 en Chile cierne un manto de sombra sobre la vida de Sotomayor, que termina el filme con una constatación atroz. ¿Cómo hablar de cine cuando los jóvenes quedan ciegos en las calles de Chile por los perdigones de Carabineros? Se preguntará la cineasta, que afirmará sin lugar a duda: Aquí seguimos en dictadura”. Acaso su propia película sea la mejor respuesta al dilema.

Moving on” y Adiós a la memoria” se podrán ver hoy por última vez, mientras que Correspondencia” seguirá en cartelera hasta el domingo, siempre en el sitio del festival: www.mardelplatafilmfest.com

Hoy se estrenará en la Competencia Argentina del festival de cine el filme cordobés Las motitos”, de Inés María Barrionuevo y María Gabriela Vidal, que estará disponible en forma gratuita hasta el domingo inclusive en el sitio del encuentro

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