Esencialmente precarizados: diálogo con una Rappi girl

Jóvenes urbanos | Por Franco Gatica

Esencialmente precarizados: diálogo con una Rappi girl

Sin precisión sobre la cantidad de muertes provocadas por accidentes viales, con distintas organizaciones que buscan aglutinar demandas, pedalear cuesta arriba durante ocho horas diarias no garantiza cubrir la canasta básica. Ser esencial y estar absolutamente solo.

– ¿Qué es lo que te resulta más injusto de este modelo laboral?

– Romina: Hace algunos días, al salir con mi kebab me crucé con una persona insultando al cielo, tal vez algo desesperado, tal vez sobreactuando ligeramente la escena. Me van a bloquear, la putx madre”, no alcanzaba a gritar, consciente de que al menos yo era espectador, probablemente el único, de la secuencia. Parecía elevar un pedido ya a alguien, a quien estuviera dispuesto a escuchar. Un aspecto patético, bonachón: un tipo +50, en bici, neutralizado por una mochila flúor gigante en forma de caja desproporcionada, el teléfono en la mano, la mirada en la pantalla, esperando que una voz metálica diga hola desde el portero eléctrico: me resultó el colmo del colmo. Lo bloquean, le suspenden la posibilidad de trabajar cuando justamente es lo que necesita hacer. El drama perverso del capitalismo tecnológico, sin grandilocuencias.

El pasado 4 de marzo se realizó en ciudades del país una nueva edición del paro nacional de repartidores: trabajadores esencialmente precarizados que imprimen en lo urbano un paisaje que hasta hace poco no existía. 

Aprovechando la circunstancia excepcional abierta con el decreto de la cuarentena, las empresas multiplicaron ganancias, aunque los riders” debieron proveerse por su cuenta incluso el alcohol en gel. Para decirlo de una manera poco audaz: lo esencial es invisible a los ojos y bolsillos de los repartidores.

Con un aumento de operaciones de hasta un 300% en algunos centros urbanos, el importe base que paga PedidosYa por envío, desde 2019, se mantuvo en el rango de los $60. La bronca acumulada, empujada mes a mes por la inflación, no tardó en insinuar algunas formas incipientes de organización: es así como las cosas caen por su propio peso. 

Después del último paro, la empresa radicada en Uruguay (un paraíso) hizo el enorme sacrificio de elevar el mínimo por envío: en algunos casos $3, en otros $8, nunca superando los $70 en la provincia de Córdoba. En promedio, según la consulta hecha para esta nota a más de un repartidor, alguien pendiente de la app, con un ritmo de trabajo constante durante ocho a diez horas diarias, no alcanza a cubrir la canasta básica del Indec: $57.997 en febrero para un hogar de cuatro integrantes, último dato disponible. Para todos los que están a bordo, y no se enteraron, bienvenidos al capitalismo del siglo XXI.

Un mercado de US$ 635 millones.

PedidosYa absorbió las operaciones de Glovo en Latinoamérica. De un sector concentrado a un oligopolio con dos grandes jugadores. 

Para una aproximación personal, Romina, quien trabaja en Córdoba y participa de la Asamblea de Repartidores, da detalles de la experiencia delivery.

– Con respecto a los bloqueos: ¿Es posible que las plataformas, de un día a otro, te imposibiliten el trabajo?

– Romina: Los bloqueos exceden nuestro desempeño y atentan contra nuestra fuente de ingresos. Son cientos de razones ajenas a los repartidores, de cómo un pedido puede llegar en mal estado o más tarde de lo que la empresa había estipulado. Pero siempre la responsabilidad cae en nosotros, las aplicaciones sólo piensan en cómo no perder plata. Entonces se lo cobran al delivery. Pero no se detienen en eso: hay docenas de cuentas a nivel nacional que han sido bloqueadas por decir la verdad, por denunciar una realidad dentro de este trabajo, como hacemos nosotros desde la Asamblea de Repartidores.

Cuando aquí se dice drama y se adjetiva perverso, la mira está puesta en las dinámicas -deliberadas y no- que genera el modelo de negocios. Percibidos como falsos autónomos, los trabajadores de apps de envíos cargan con todos los costos de la propuesta de valor: insumos, indumentaria, seguros, la propia vida y el trámite póstumo por parte de la familia del accidentado. 

– ¿Cómo se configura el mentado ranking?

– Romina: El ranking es una métrica en la cual se «premia» a los repartidores dándoles prioridad en el orden de pedidos y horarios, o pagando más por pedido realizado. Pero la realidad detrás de eso es que se utiliza para levantar la vara”, presionando por el lado económico para andar como pilotos de carreras por la ciudad, corriendo el riesgo de accidente o muerte por hacer un pedido, por hacer un mango para llevar a nuestra casa. Esto te impone un ritmo de trabajo que lleva a la auto explotación para rendirle mejor” a la app.

La cuestión parece ser siempre de qué manera las cosas se nombran, y cómo esa manera va mutando, evolucionando y al mismo tiempo conservando la esencia primaria de la palabra inicial. 

Rappi evita calificar a los repartidores como trabajadores y elige el término colaboradores”. Desde la óptica empresarial, son personas independientes que buscan ingresos extra. Siempre curiosa resulta la etimología: trabajo deriva del latín tripalium, un yugo hecho con tres -tri- palos -palus- en los cuales amarraban a los esclavos, cuando estos existían, para azotarlos.

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