João Gilberto, 90 años

Por Franco Gatica

João Gilberto, 90 años

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Un minuto cincuentinueve segundos. Eso le bastó a João Gilberto para revolucionar, no solo la música, sino la cultura brasileña toda. 1:59, y sin levantar la voz. Incrédulos, algunos críticos de la industria preguntaron con veneno desafinado cómo era posible que alguien que ni siquiera sabía cantar pudiera haber grabado. 

El samba-canción Chega de saudade” fue grabado en 1958: proponía abandonar la nostalgia de un amor contrario, al tiempo que se ilusionaba con su regreso. La ambigüedad, toda una audacia para la época y para Brasil.

El pasado 10 de junio, mientras continúan abiertos los litigios entre hijos, ex parejas, discográficas y abogados difusos, João Gilberto hubiera completado 90 años. Basta de nostalgias.

Se puede ver en YouTube al guitarrista, de pijama cuadriculado, pocos años antes de su partida, junto a su pequeña hija Lulú. Rústicamente, aunque conservando el sello distintivo, Gilberto rasga los acordes de Garota de Ipanema” que la niña canta. Es emocionante ver la sonrisa final del hombre de 85 años. El registro tiene todos los defectos que puede tener un video casero”, y la guitarra está desafinada.

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Cuando canto pienso en un espacio muy claro y abierto donde colocar mis sonidos, como si escribiera en una hoja en blanco”.

Lo cierto es que el espacio claro no era otro que el baño, que propiciaba, según João Gilberto, la acústica perfecta. ¿Serán los azulejos, los materiales con que están fabricados los artefactos sanitarios? Un misterio.

 João pasó unos días en las montañas de Diamantina, en casa de su hermana mayor, que padecía tuberculosis. Se pasaba el día en pijama, tocando durante horas, encerrado en el baño. A la semana, la hermana creyó enloquecer y le consiguió otro alojamiento.

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La experiencia norteamericana fue traumática. El disco que grabó junto a Stan Getz, en 1963, lo transformó en estrella internacional y, al mismo tiempo, turbó su espíritu por completo. El saxofonista se quedó con su mujer y con su dinero. El brasileño quedó desnudo, herido su orgullo de macho, extranjero negado al inglés.

Getz/Gilberto” vendió un millón de copias durante el primer año. Verve le pagó a Getz el dinero suficiente para comprar una mansión de 23 (¡veintitrés!) habitaciones. Nuestro antihéroe João Gilberto recibió 23.000 dólares. El disco ganó en 1964 seis Grammy. Los dos que consiguió João fueron extraviados, quizá con displicencia, en el caos de alguna mudanza.

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¿Dónde estás, João Gilberto? La pregunta también la hace el documental de Georges Gachot, una especie de crónica de viajero que canjea millas. El film rodea la obsesión y el sentido de toda búsqueda. 

El recorrido del cineasta europeo por Rio (con algunos clichés y un paisaje turístico un poco desgastado) devela de a poco la intuición de un fantasma en una ciudad que no puede dar pruebas de su existencia, la sombra del verdadero ermitaño encerrado en una torre de apartamentos en Leblon. 

Qué incomodidad más grande buscar a alguien que no quiere ser encontrado.

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Miles Davis sobre João Gilberto: «Podía leer un periódico y sonar bien”. Solo agregar: en pijamas y pantuflas. 

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Tom Zé ha dicho que la batida de João es para la música lo mismo que la Teoría de la relatividad de Albert Einstein es para la ciencia moderna. «Ambas cambiaron el mundo con los mismos elementos: gravedad, fuerzas de atracción, perspectiva, espacio, tiempo y contratiempo”. 

En la contratapa de su disco «Estudando a bossa”, Tom Zé sintetiza en un diseño lo que él cree que João Gilberto significa para Brasil: la línea de tiempo que propone parte de Juazeiro y termina en Río de Janeiro. En los extremos de la biografía está el nacimiento y la muerte de la bossa nova.

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Radio Batuta recopiló 38 canciones no publicadas hasta este momento. Las grabaciones van de 1959 a 1960. Hay 20 interpretaciones inéditas. Pueden escucharse gratis en la web de la emisora.

El material conserva el sonido analógico de los plásticos y bobinas que saltan, los ruidos y «scratch» típicos de las cintas antiguas.

Dentro de estas grabaciones se encuentra una tertulia entre amigos, disfrazada de concierto, con diálogos únicos entre el poeta Vinicius de Moraes y João Gilberto. En la introducción a este mini recital, De Moraes se refiere a la bossa nova como el movimiento que rompió los esquemas al surgir «de un grupo de hombres que no se conformaron con una serie de formas tradicionales».

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Caetano Veloso, discípulo eterno de João Gilberto, cierra su disco Livro” con Para ninguém”. La canción enumera las interpretaciones más geniales de la música popular brasileira” (MPB), un recorrido por más de 50 años con artistas como Chico Buarque, Paulinho da Viola, Elis Regina, y otro par de docenas de genios. El disco termina abruptamente con los versos: Melhor do que isso só mesmo o silêncio/ Melhor do que o silêncio só João”. El mecanismo es eficaz: solo queda una alternativa al silencio que se abre después de semejante homenaje.

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