La mujer que dio vuelta el mundo

Por Roy Rodríguez

La mujer que dio vuelta el mundo

La mujer cambió el apellido de su esposo por el nombre de una marca de agua y partió. Con él quedaron tres hijos pequeños. Ya no sería Anna Cohen, que así la habían nombrado al nacer. Mucho menos Annie Kopchovsky, el apellido de su marido. Vendedora de publicidad, Annie, encontraría su nuevo nombre en el camino. Sería símbolo de la New Woman”. Se llamaría Annie Londonderry. Las fotos la recuerdan montada en una bicicleta. Fue la primera en dar la vuelta al mundo en dos ruedas. El siglo XIX y sus faldas victorianas agonizaban.

Las bicicletas que vendía Albert Pope estaban hechas del mismo caño con que fabricaba los rifles. Coronel en la guerra civil norteamericana, el hombre, que se había hecho rico especulando con inmuebles, hacia 1894 fabricaba armas y bicicletas.

Pope desafió a Annie a dar la vuelta al mundo en 15 meses. Lo haría en una de sus bicicletas, Columbia. Juntos definieron un supuesto itinerario. Si lograba la hazaña, recibiría 10.000 dólares, unos 300.000 de la actualidad. El aparato pesaba más de 20 kilos. Annie partió en verano. Llevaba entre sus faldas un revolver perlado.

La bicicleta ha hecho más por emancipar a las mujeres que cualquier otra cosa en el mundo. Le da una imagen libre con un sentimiento de autonomía y de feminidad sin límites. (…) Estas mujeres se ven iguales ante los hombres y la bicicleta les ayuda a lograrlo”, escribía Susan Brownell Anthony, una de las primeras mujeres en pelear por los derechos políticos femeninos.

En su libro Cómo aprendí a andar en bicicleta”, publicado en 1895, Frances Williard escribe: Un oficial ingles me dijo ustedes las mujeres no se dan una idea del reino de felicidad que la bicicleta ha abierto para nosotros los hombres”. Intelectual y figura pública, Williard se subió por primera vez a una bici a los 53 años, quizás en el mismo momento en que Annie Londonderry iniciaba su viaje. Quedó encantada. Para ella la bicicleta era un instrumento de poder”, que ponía potencia debajo de los pies” de todas las mujeres. Ampliaba horizontes.

No está claro cuánto tiempo le llevó a Annie Londonderry aprender a sostenerse en dos ruedas. Sin embargo, las crónicas indican que en menos de tres meses unió Boston con Nueva York. En la Gran Manzana la esperaba Henry James. El hombre que había contado en la ficción la idea de la New Woman (Mujer Nueva), parecía reencontrar a uno de sus personajes montado en bicicleta. Durante el viaje, Annie había cambiado su Columbia por una Sterling para hombres, que pesaba la mitad. Y sus faldas y vestidos largos por una especie de bombachón, que le permitía pedalear con comodidad. Su nueva bicicleta no tenía frenos.

Los cambios de la New Woman no serían solo estéticos. En el camino terminaría por usar pantalones de hombres. Debía lograr, para saldar su apuesta, ganar otros 5.000 dólares que le servirían de sustento.

Así llegó su primer patrocinador: Londonderry Lithia Spring Water” le pagó 100 dólares para exhibir una publicidad sobre el guardabarros trasero. Como estrategia de marketing, desde ese momento, Annie Cohen pasó a ser Annie Londonderry. La marca de agua decía tener todo tipo de propiedades curativas, alimentadas en supuestas opiniones médicas publicadas regularmente en los periódicos. Según la publicidad, esas propiedades tenían que ver con un alto contenido de litio.

Es posible que el New York World, de Joseph Pulitzer, definiera al viaje de Annie como el más extraordinario hecho por una mujer”. Después de un par de meses, ella dejó atrás la bahía de Hudson en el camarote de un barco rumbo a Marsella. Más tarde recorrió algunas ciudades de Francia en su bicicleta. Siguió -también en barco- hacia Sri Lanka, India, Japón, China y Hong Kong. Y regresó a los EEUU por el Pacífico un año después.

Durante los meses siguientes, recorrió en bicicleta el suroeste norteamericano, las grandes llanuras.

Su viaje culminó en Chicago. Era setiembre de 1895. Fotos y notas periodísticas atestiguan su paso por diferentes ciudades del globo.

Peter Zheutlin es periodista. Un día recibió una carta. Alguien le contaba que era bisnieto de Londonderry. Desde entonces recorrió archivos desempolvando a su paso la historia escondida. Annie vivió en Nueva York donde colaboró en el New York World. En 1913 la empresa productora del agua Londonderry Lithia quebró, un juez descubrió que las propiedades publicitadas no existían.
Es muy difícil saber cuánto del recorrido de Annie fue en bicicleta. Menos aún la veracidad de muchas de sus aventuras, escribe Zheutlin.

Los diarios no se enteraron de su muerte en 1947. El New York Times publicó el obituario en 2019. Formó parte de una serie de notas referidas a personalidades que pasaron desapercibidas al partir. Si alguna vez hubo un avatar de tendencias sociales que combinara la feminidad libre y sin trabas», esa fue Annie Cohen Kopchovsky, una inmigrante letona que, en junio de 1894, aproximadamente a los 23 años, se fue en bicicleta de su casa de Boston, dejando un marido y tres niños pequeños”, decía.

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