Entre el engaño y la realidad

Por Sofía Jalil

Entre el engaño y la realidad

Quien esté libre de traición, tire la primera piedra. Sea en lo amoroso, relacional sexo-afectivo, laboral, familiar o amistoso la traición – falta que comete una persona cuando no cumple su palabra, o actua por detrás desde las sombras- es parte de las relaciones humanas.

El caso mediático que explotó en redes sociales, ocupó la pantalla chica y fue primera plana en diversos medios digitales sobre la relación entre la modelo y empresaria Wanda Nara con el jugador de fútbol Mauro Icardi dice más de nuestra naturaleza humana que de ellos.

La situación fue la siguiente: un matrimonio se ve sacudido por una infidelidad, en este caso por parte de él. La mujer descubre que su marido la engañó y estalla en redes sociales acusando de roba maridos”, zorra” y otros calificativos a la tercera en disputa. La particularidad de esta situación es que se trata de figuras públicas, con alta exposición mediática.

La tercera en cuestión es señalada, acusada y sepultada por la opinión pública hasta que un destello de cordura emerge en la agresiva vorágine de las noticias. ¿Por qué se señala con saña a la mujer amante y no al hombre infiel?

El caso de Wanda Nara con Mauro Icardi y Eugenia la China” Suárez puso en evidencia mucho más que una infidelidad.

Matrimonios

Un matrimonio es una relación sancionada legalmente que engloba la cooperación económica, la actividad sexual y el cuidado de los niños”, según los sociólogos John J. Macionis y Ken Plummer. Agregan, además, el factor temporal ad eternum: y que la mayoría de la gente espera que sea duradera”.

Muchas cosas han cambiado en las últimas décadas. Vale destacar que en la mayor parte del mundo el divorcio legal no tiene ni 50 años. De alguna manera, el matrimonio es una construcción cultural de lo que consideramos lo legítimo”.

Vale pensar en aquellas niñas y niños concebidos en relaciones no matrimoniales, que por siglos han sido denominados como ilegítimos”. También como las y los bastardos”. Este adjetivo tiene un significado ambiguo: designa a aquellas y aquellos hijos ilegítimos de padre conocido o desconocido, y a su vez a raíz de esta condición como agravio o insulto.

Actualmente, en constantes movimientos de desconstrucción muchas parejas se corren de las sombras de la traición para blanquear su situación y establecer nuevos pactos que cuestionan la monogamia y la perdurabilidad de los vínculos.

No significa que ante el primer desencuentro haya un portazo.

Al contrario, se trata de entender que las personas somos sujetos deseantes. Que las mentes divagan en los terrenos de la fantasía y los deseos, y que estos mundos no tienen un regente que los gobierne cual reina o rey en su trono. El mundo de los deseos y las fantasías puede no ser monogámico.

La complicidad y el acompañamiento en la materialización de los deseos de la otra persona, como los propios, es una nueva manera de entender a las parejas. Ya no se trata de la apariencia bajo la fachada de familia perfecta y sin fisuras, tampoco de perpetuar vínculos con el mandato del matrimonio.

Poligamia

Hay tantas maneras de vincularse como personas en el mundo. Por ejemplo, vale pensar en países con millones de habitantes como es el caso de India donde se espera que los matrimonios se consuman con personas de su misma casta. A esto se le llama endogamia, que acercándolo a casos menos distantes se trata de pensar en los vínculos donde se espera que las uniones sean con personas de un mismo estatus social pero de distinto sexo.

Caso contrario es la exogamia, con personas de diversos orígenes que se unen en matrimonio. Ejemplo, un argentino y una japonesa. Una manera que a la larga promueve la difusión cultural ya que los valores de cada uno son diversos.

Siguiendo con las normas culturales vale destacar el punto de la monogamia, que justamente entró en jaque con el triángulo amoroso Nara-Icardi-Suárez. En la actualidad, la norma es la monogamia y está siendo cuestionada. Es una construcción cultural e involucra mucho más que relaciones sexuales.

Con la monogamia se comparte la carga económica en las parejas. Mantener muchas parejas económicamente, o proveer para muchas con sus correspondientes hijos es más costoso.

Si bien la monogamia es la norma en países de Europa y América, no lo es tanto en lugares de África y el sur de Asia.

La poligamia es una forma de matrimonio que une a tres o más personas. En esta categoría encontramos dos divisiones. La poliginia, palabra que proviene del griego muchas mujeres”, y apunta a una forma de matrimonio entre tres o más personas.

La poliginia o la poligamia masculina es legal en países africanos y asiáticos como Argelia, Bangladesh, Senegal, Somalía, Yemen, entre otros.

En cambio, la forma de matrimonio que une a una mujer y a dos o más hombres se llama poliandria -del griego muchos hombres” o muchos esposos”- o poligamia femenina.

George P. Murdock fue un antropólogo estadounidense que estudió más de 1.170 sociedades humanas, reunidas en su Atlas etnográfico de 1967. En el 72% de los casos encontró poligamia, principalmente poliginia, la poligamia masculina.

La poliandria se encuentra raramente en lugares como el Tíbet y está relacionada a la forma de trabajo predominante, que es la agricultura y la consecuente posición de la tierra, más el hecho de la poca cantidad de mujeres para la reproducción. Si varios hombres, hermanos, están casados con la misma mujer se reducen las probabilidades de dividir la tierra en caso de muerte de un varón ya que la riqueza está bajo el mismo techo.

Ahora bien, ¿qué tiene que ver una forma matrimonial poligámica femenina del Tíbet o masculina en algún país árabe con el mediático triángulo amoroso? Probablemente, que las relaciones sexo afectivas están regidas por normas culturales.

En la monogamia hay confusión. Suele reinar la confusión en cuanto a la sujeción de las personas. Sujeción” como acción de sujetar, al considerar a una persona como sujeta a una situación o persona borrando los límites de su individualidad para pasar a ser una propiedad de uso exclusivo.

Algo de todo esto resonó en lo escandaloso de la separación.

La pregunta radica ¿a quién le incide en su vida que Wanda Nara y Mauro Icardi se separen? A nadie. ¿A quién representa? A una gran mayoría, porque se trata de infidelidad y traición: es romper ese acuerdo -legal o de palabra- que supone la monogamia. ¿Por qué hacer pública la traición? Probablemente la manía de los celos haya nublado la gran claridad que tiene la modelo en el uso de los medios de comunicación, ya que desató una hoguera de condena y gran chusmerío de siesta.

Finalmente, lo que queda es el aprendizaje al cuestionarse qué tipo de vínculos y pactos se sostienen en pareja.

Algunos puntos que compartió la periodista Mariana Carbajal en un medio donde suele publicar: no existe una roba maridos” porque los hombres tienen la capacidad para elegir o rechazar una propuesta sexual. Nada bueno sale al exponer en redes sociales los problemas privados, menos si se es influencer.

Si fuiste infiel y te descubrieron, hacete cargo. La culpa no es de la otra persona con la que tuviste el affaire”, termina la periodista. Aceptar el peso de las decisiones, ante todo.

Salir de la versión móvil