Compañero de Albert Einstein, inspirador de la mayor frustración de Serguei Eisentein. Alfons Golschmidt, el alemán que inició su camino en castellano en la Universidad Nacional de Córdoba. De donde se fue expulsado.
El catálogo de las definiciones dice de él: marxista humanista. Y no es menor la definición.
Alfons Goldschmidt nació y se formó académicamente en Alemania, en donde, por el clima de época, ser marxista humanista era una empresa a soportar estoicamente. A comienzos de Siglo se doctoró en Ciencia Política en la Universidad de Friburgo, la casa de Heidegger. Multifacético, en tierras germanas hizo periodismo, docencia con trabajadores, integró un grupo que realizó el cabaret erótico político Crisantemos Blancos y, para darle más acción a la cuestión, fue Sargento en la 1era Guerra Mundial.
Cuando acabó el conflicto, recayó en la URSS, donde dirigió publicaciones y encabezó colectivos como Artistas de ayuda para el hambre en Rusia. Justo un año después llegaría a Argentina.
Y cuando llegó a Argentina llegó a Córdoba. Y cuando llegó a Córdoba llegó a la UNC. Y cuando llegó a la UNC llegó al que era su Departamento de Economía. El 11 de mayo de 1922, el rector de la Universidad, Francisco De la Torre, realizó un acto académico para darle la bienvenida a los nuevos profesores extranjeros invitados: George Friedrich Nicolai -médico de cabecera de la esposa del Kaiser de Alemania- y nuestro Alfons Goldschmidt. Las palabras se guardan en un acta de poco más de 100 años y algunos días. Un acta que nadie lee, archivada en la biblioteca de la Facultad de Filosofía:
_ Si en tiempos anteriores la ciencia pudo serlo sólo de observación y desenvolverse doctrinalmente, en la época moderna las disquisiciones puramente especulativas, así jurídicas y sociales como matemáticas y médicas deben ceder el lugar a los hechos positivos, a los hechos materiales, que los laboratorios, gabinetes, clínicas e instituciones de investigación nos proporcionen -dijo el rector De la Torre, con claro perfil positivista en alguna parte de las 10 páginas de discurso de bienvenida-.
“Nuestra universidad –siguió disparando- ha pagado por largos años el pesado tributo al dominio de lo abstracto”. Para evitar esto -’lo abstracto’- se han buscado hombres “de la ciencia positiva”. Alfons, para el rector, “partiendo del punto de vista económico, busca soluciones para el más humano de los problemas, la lucha del capital con la miseria”.
Goldschmidt, el primer marxista que pisase Córdoba, estaba invitado para el semestre de invierno. Nicolai, que vivió en la Av. Gral Paz, por tres años.
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José Vasconcelos, el intelectual y candidato a la presidencia de México, lo descubrió acá y se lo llevó para allá, donde dejó asentada su huella más firme. De 1923 a 1925, Golschmidt enseñó en la Universidad de la Ciudad de México y fue, sin dudas, el padre del marxismo en tierras aztecas.
Pero no sólo eso. En 1925 se convirtió en guionista de cine. “Auf den Spuren der Aztekeno” o “Tras las huellas de los aztecas», contó con las líneas de Goldschmidt, por encargo de la UFA, la compañía de cine que apenas unos meses después de estrenar el film, fue comprada por Alfred Hugenberg , el empresario de medios de comunicación y más tarde ministro de Economía de Hitler. En 1933, la UFA se convirtió en propiedad del partido nazi.
Vasconcelos, hombre de la Revolución mexicana, rector de la Universidad Nacional de México y encargado de la política cultural y educativa del país, para convencerlo de que dejara estas tierras, las cordobesas, le dijo:
_ En México podrá usted enseñar lo que usted quiera. Yo no soy marxista, pero nosotros necesitamos estudiar esa doctrina y en México no tenemos profesores indicados.
Tras su primer paso por México, regresó a su país natal y se convirtió en presidente de la sección alemana de Ayuda Internacional de los Trabajadores. En 1933 no tuvo más alternativa que volver a irse por razones conocidas. 3 años más tarde, su patria le negó la ciudadanía y en 1938, la Universidad de Friburgo le retiró el título de Doctor.
En 1935, publica A dónde va Israel, con prólogo de su amigo germano Albert Einstein. Fue el mismo Goldschmidt que tejió los puentes entre el físico y América Latina. Alfons, junto al peruano Haya de la Torre, organizaron el Instituto Latinoamericano de la Universidad de Berlín, antecedente directo de la CEPAL. Más de 30 obras de Goldschmidt están en la Deustche National Bibliotek, incluyendo Argentinien, editada en 1923. En Argentina, Argentinien no se consigue.
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En castellano, de Goldschmidt, hay poco. En Córdoba, casi nada. El Acta de bienvenida, en la Biblioteca de Filosofía. Y una novísima y anecdótica biografía sobre el marxista, realizada por el catedrático mexicano Manuel López De la Parra. De la Parra deduce “que Goldschmidt llegó a asimilar la doctrina marxista no de manera dogmática u ortodoxa, sino de acuerdo con un sentido útil para la investigación e interpretación de la problemática política, económica y social”. La mitad del mundo, el libro que recupera los viajes de Goldschmidt por el planeta, se encuentra en la Biblioteca del Museo Británico. El mismo sitio en donde Karl Marx parió su máximo capital, Das Kapital.
De la Parra describe a Alfons como un ideólogo y político. Y también un militante: integró y fundó Alemania Libre, desde el exilio y contra el nazismo. Antes, había sido militante de la Liga Espartaco, el espacio que fundó el Partido Comunista de Alemania en 1918, bajo el liderazgo de Rosa Luxemburgo.
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Antes de llegar a nuestra Universidad, renunció a las cátedras alemanas y se fue a ver la gran revolución del Siglo en vivo y en directo. Y dijo que tal hecho “habrá de encauzar, no solamente en Rusia, un nuevo orden en la distribución de la riqueza (…). La revolución social en Rusia es a mi juicio el suceso más grandioso en el planeta desde el año uno”.
En Alemania fue expulsado y entonces arribó a Argentina, invitado por la UNC. De donde, otra vez, salió eyectado. De la Parra dice que Golschmidt fue expulsado de Córdoba, “cuna del movimiento universitario latinoamericano, por la única irreverencia de impartir sus clases fuera de los cánones tradicionales. El radical Gabriel del Mazo y el libertario Lazario, fueron los que influyeron para su expulsión. Esto no era nuevo para Goldschmidt ni para Nicolai, pues ya habían participado en la revuelta espartaquista en Alemania en los primeros años de la posguerra de la Primera Guerra Mundial”. El radical Del Mazo, reserva doctrinal de la Reforma, derivó con sus años en un conservadurismo que lo alejó de sus sueños de juventud.
Golschmidt, a su muerte, recibió un funeral con pompas estatales en el Panteón Civil de Dolores, el cementerio central de México DF. Hubo palabras de despedida del presidente Lázaro Cárdenas.
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En su acto de bienvenida a Córdoba, dice Golschmidt:
_ Yo les saludo, señores profesores, de la manera más cordial y simpática.
El rector, antes y refiriéndose a los dos alemanes que llegaban, había dicho:
_ Cuánta humanidad. ¡Ciencia y amor!.
El alemán respondió:
_ La vida es un todo orgánico y la economía es como la vida.
Pero tras la bienvenida afectuosa, Alfons comenzó a bajar línea:
_ El Estado es ahora el defensor de las uniones industriales y el capital bancario. La economía política edifica un Estado que debe ayudarla, pero que, realmente, lo está debilitando.
Y terminó: “Yo creo que ninguna otra parte del mundo (por América del Sud) es más propicia para introducir una nueva economía, porque aquí todo es joven, y juventud es energía y esperanza. Los países jóvenes son mejores que los antiguos”.
Todo ello para cerrar con una advertencia certera:
_ Argentinos, guardaos de Europa.









