Algo de vos llega hasta aquí

Por Francesca Bottaro Castilla

Hernán Morales, en un rincón de Córdoba escucha por primera vez el disco más vendido en la historia Argentina, “El amor después del amor”, de Fito Páez. Lo que sucede luego es una concatenación de eventos guiados por la admiración, que desembocan en un homenaje sinfónico de esas 14 canciones que le transformaron la vida

¿Qué queda luego del amor? ¿Cómo se llama ese gajo que brota del amor original? ¿Se puede transformar el amor en más amor? ¿Existe el amor después del amor?

El amor después del amor, para Hernán Morales, director de orquesta de la ciudad de Córdoba y creador de la Orquesta Emergente, se expresa haciendo un homenaje, que seria algo así como dejar una suerte de señal. ¿Cómo no homenajear a quien le dió la posibilidad de enamorarse de lo que marcó su vida para siempre?

En vísperas del aniversario por los 30 años del disco “El amor después del amor” de Fito Páez, el director de orquesta Hernán Morales y la Orquesta Emergente, presentan “Después del amor – Sinfónico de Cámara”, un homenaje a los catorce temas del disco para sexteto de cuerdas, bajo, beat y las voces solistas de Mari Polé y Lucas Heredia. El encuentro será el jueves a las 21:30 en el Teatro Ciudad de las Artes (Av. Pablo Ricchieri 1955). Las entradas tienen un valor de 1.100 pesos y se pueden conseguir en ventas.autoentradas.com.

Hernán Morales escuchó por primera vez el álbum en su adolescencia, en La Carlota, sin saber que ese momento sería bisagra en su carrera musical y lo colocaría una y otra vez en la retórica pregunta: “¿Qué sería de la vida sin la música de Fito?”.

Hernán se fue de su casa para tocar rock and roll y vuelve allí cada vez que suena una canción de Fito para recordarle que hay cosas, como este disco, que lo ayudan a vivir.

“El disco ‘El amor después del amor’ produjo muchas cosas en mí. Casi que es el disco que hizo que yo profundice en los estudios de la música y me venga a Córdoba”, comienza contando Morales y cada vez que habla de algo profundo cierra los ojos y se va, se va de vez en cuando a algún lugar.

Morales no buscaba a nadie y lo vio a Fito, a quien le tiene un respeto inmaculado, pulcro y brillante, casi divino. Lo admira como se admira a lo sagrado, con una hibridez entre lo inalcanzable y lo eterno, y sostiene que el músico es un canal: “Se conecta con algo que no sabemos qué es y luego baja a la tierra en forma de sonidos. Está conectado y por eso también entra en una especie de trance. Los grandes interpretes se conectan con eso”.

No se cansa Morales de agradecerle al rosarino, “gracias gracias gracias”, repite cual mantra, no se cansa porque confiesa que su música lo trae otra vez al camino y levanta cuando está mal, ¿cómo no agradecer a quién te saca de la sinuosidad?

“Fito tiene una magia, es un gran mago, maneja la energía y yo conecto rápidamente con eso”, expresa Morales.

“Fito tiene una magia, es un gran mago, maneja la energía y yo conecto rápidamente con eso”, expresa Morales.

El director tiene la valentía de comparar al disco con elementos tan poderosos como mortales: un golazo o una bomba, y cuenta que siempre escucha el material para que le levante el ánimo. “Es un disco que básicamente pega en lo emocional, inconscientemente te lleva de la mano y te mete en un submundo que es maravilloso y eso es lo que queremos compartir con este homenaje”, adelanta.

Anteriormente, Morales realizó el homenaje a Spinetta, junto con la orquesta de la UNC. “Hacer estos homenajes es como volver a visitar ciertos lugares que me trajeron por este mundo de la música, por eso reconectarse con Spinetta o con Fito, es volver a pasar por aquello que me motivó a este camino que me hace tan bien como lo es la música. Y desde ese lugar es que venimos como grupo a ofrecer este homenaje”.

“Después del amor” es un proyecto que, junto con la Orquesta Emergente, viene trabajándose desde el año pasado y las primeras conversaciones con los músicos, se hicieron dos meses atrás. “En total tuvimos cinco ensayos, que no es mucho pero habitualmente en el mundo de la orquesta se manejan con esa cantidad de ensayos”, cuenta el director.

El homenaje está generado desde una mixtura entre la parte técnica y la emoción. “La parte técnica es una plataforma que nos permite ir a la emoción. Si no nos calienta el disco, no hay nada. Y este disco tiene esa temperatura y por eso rápidamente conectamos todos los músicos”, dice Morales.

Morales asegura que si bien en la creación del homenaje hubieron altibajos, hacerlo fue una locura: “Armamos todo el disco de Fito, estando adentro y es una locura homenajear eso” y agrega “a lo largo de todos los ensayos, pudimos reconfirmar que estamos en el camino correcto, compartiendo la música que nos emociona y de esa manera intentando que la gente también se emocione con eso”.

La música para Hernán es lo que el pétalo de sal para Fito. Lo más sublime, el alimento para el espíritu primero, la pimienta de la vida, lo que le pone el condimento para que todo se más hermoso. “Es como el amor, el plus necesario para estar acá, para hacer un buen viaje de este ratito que es la vida”, expresa, y en el pecho se le encandila un brillante, una luz, que ojalá no deje escapar jamás.

Es imposible no preguntarse cuántas margaritas habrá juntado Hernán Morales del mantel para sentirse un poco más cerca de Fito, qué recuerdos no habrá borrado, qué canciones jamás habrá olvidado, qué aroma tendrá el perfume del dolor para él y si aceptará la invitación si alguien le propone ir a rodar, a rodar, mi vida.

Hernán se vuelve carmesí al hablar de Fito, no sé si es Córdoba o Madrid, pero si hay algo asegurado es que “El amor después del amor”, le cambió la vida como un rayo para siempre para lo que fue y será.

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